Un par de egresados de
la Universidad de Guadalajara (UdeG) aplicarán tecnología desarrollada por
ellos mismos en la República Democrática del Congo para generar electricidad,
gas metano y diésel empleando basura.
José de Jesús Dueñas García, tecnólogo profesional en
Electricidad Industrial, y Ricardo González Dueñas, licenciado en Tecnologías
de la Información, crearon la empresa Preyco (Proyecto Electrónico Ambiental y
Construcción Óptima) SA de CV, la cual firmó el 3 de junio un contrato por 30
años para procesar toda la basura que se genera en ese país africano.
Para la producción de electricidad y gas metano, la basura
orgánica (desechos de origen vegetal y animal) es sometida a un proceso de
deshidratación para reducir la humedad y es mezclada con residuos vegetales
obtenidos de podas de árboles para lograr una mejor combustión dentro de una
caldera de biomasa (que aprovecha los recursos orgánicos para generar energía
limpia) a través de vapor de agua, explicó Dueñas García.
Las calderas utilizadas cuentan con chimeneas con carbono
activado, en el que las emisiones son controladas y reincorporadas al proceso
de reciclaje. Es decir, el agua contaminada sigue dando vueltas en el mismo
sistema. Una parte se pierde en la evaporización, pero se vuelve a recuperar en
la condensación que propicia el equipo. A la atmósfera se arrojan contaminantes
inertes, que no son tóxicos.
Gracias al vapor y al gas metano funciona el generador, que
por medio de una turbina va a producir electricidad. El gas se obtiene de la
descomposición de desperdicios y es aprovechado para inyectarse a la planta de
generación eléctrica, después de ser captado en cámaras de biodigestión
(tanques de almacenamiento con una salida, donde con filtros se depura el gas
de contaminantes).
El gas metano es uno de los principales gases de efecto
invernadero que se dispersan en la atmósfera y su efecto negativo sobre el
calentamiento del planeta es 21 veces mayor que el del dióxido de carbono.
Dueñas García calcula que para producir 0.5 megawatts de
energía eléctrica –lo que equivale a alimentar 450 casas de interés social,
promedio, de manera constante–, son necesarias un mínimo de 300 toneladas de
basura diaria.
En la producción de combustible se aplica ingeniería inversa,
es decir, se parte de un producto terminado, en este caso plásticos, que son
sometidos a un proceso para la generación de hidrocarburos, tomando en cuenta
que la base para fabricar polímeros o plásticos es el petróleo, dijo Dueñas García.
El proceso de producción es limpio y reincorpora los desechos
en el mismo sistema. Por lo tanto, la emisión al ambiente es inerte.
En el mundo son producidas 300 millones de toneladas de
plástico al año; gran parte es desechado y termina contaminando ríos y mares.
De no ponerse un alto a este problema, para el año 2050 habrá más plástico que
peces en el mar. De ahí la utilidad del proyecto creado e impulsado por Preyco,
una empresa creada por egresados de la UdeG. (Agencia ID)