ANALFABETISMO. LOS MARGINALES
Por Akiles Boy *
Los latinoamericanos le damos demasiada importancia a la historia, dice un analista hispano, Nos zambullimos en el pasado, no pensamos en el futuro, y a veces ni atendemos el presente. Eso ocurre, me parece, en México. Queremos inmortalizar e inmortalizarnos. La fábrica de héroes y villanos trabaja día y noche para llenar las páginas de los archivos históricos. En los programas institucionales y proyectos académicos nunca faltan los antecedentes históricos o el marco histórico, dizque para conocer lo que existió o se hizo antes. Mientras el futuro es impensable, no le hacemos al profeta para atrevernos a crear escenarios venideros o deseables. Los objetivos y metas en los programas, son solo parte de una planeación teórica, que eventualmente vemos aterrizados.
El resultado, nuestros avances son lentos o de plano nos quedamos anclados en el pasado. En cambio, las naciones asiáticas le han apostado a la educación y al futuro. El Banco Mundial tiene estimado un crecimiento económico del 6% para este año 2019, en Asia Oriental y el Pacífico, por su parte los países de América Latina crecerán apenas 0.6 %.
Regresando al apasionante mundo de la historia, en México, se emprendió la Primera Campaña de alfabetización en 1921, durante el Gobierno de Álvaro Obregón, estando en la Secretaria de Educación Pública José Vasconcelos. Posteriormente en el Gobierno de Lázaro Cárdenas del Rio, se efectuaron dos campañas alfabetizadoras, una en 1936 y la otra en 1937, las dos dentro del contexto ideológico de la Educación Popular. Otra cruzada se realizó cuando fue Presidente Manuel Ávila Camacho, y Jaime Torres Bodet ocupaba la mencionada Secretaria (1944).
Ahora un salto espectacular en la historia. El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática INEGI, nos muestra en números, la evolución del fenómeno social a partir de 1970. En ese año, México, tenía una población de 15 años y más, de 25, 938,558 habitantes, de los cuales 6, 693,706, no sabían leer ni escribir, que representaba el 25.8%. Ese panorama cambio en forma dramática en 2010, porque en ese periodo de cuarenta años, los gobiernos y la sociedad, lograron disminuir el índice de analfabetismo hasta 6.9%, lo que significaba en cifras absolutas, que 5 393, 665 mexicanos de ese mismo rango de edad, no tenían el dominio de la lectoescritura.
Como parte del esfuerzo institucional para atender el problema del analfabetismo y el rezago educativo, en 1981, por Decreto Presidencial se crea el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos INEA, Organismo Público Descentralizado del Gobierno Federal, con Personalidad Jurídica y Patrimonio propio. Su objetivo principal, brindar servicios de alfabetización, además de educación básica, a los adultos (personas de 15 años y más) que no habían iniciado o concluido la primaria o la secundaria. Más tarde el Instituto incorporó otros proyectos culturales y de capacitación para el trabajo, además de la atención a Población Indígena.
El INEA emitió desde ese año, una amplia convocatoria a la solidaridad de los sectores sociales, para impulsar y fortalecer sus programas. También los Gobiernos Federal y Estatales han destinado crecientes presupuestos anuales para esta tarea. A casi 38 años de vida de la Institución, todavía persiste esa llamada deuda social. De acuerdo con información de la Encuesta Intercensal de 2015 del INEGI, en ese año se contaron en el País más de 4.5 millones de personas en condición de analfabetismo, que equivale en términos relativos al 5.5% de la población de 15 años y más.
A finales de 2018, el Director General del INEA, declaró a los medios, que en esta etapa, México estaría cerca de ser reconocido por la UNESCO como un País libre de analfabetismo, pues su índice se ubicaba ya en 4.07% y la expectativa era alentadora para sumar logros en 2019. Sin embargo, más allá de cumplir metas institucionales y dar buenas cuentas, está lo que presenta el México real, la situación en la que viven muchos habitantes, principalmente de los Estados del sur de la República. El analfabetismo, se sabe con certeza, está asociado a la limitante de la dispersión geográfica de la población y a su condición de pobreza, y es uno de los factores determinantes de la desigualdad social que prevalece en México. Hasta la próxima.
Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.