Camaleón

Fox-AMLO, son antípodas

Por Alfredo Bielma V.

Del diagrama de partidos políticos en México, de los que anteriormente a 2018 eran considerados como los “grandes”, el Partido Acción Nacional se encuentra en condiciones menos lamentables que el PRI y el PRD, a los cuales sus satélites, el Verde y el PT, respectivamente, han abandonado obedeciendo a su vocación de girar en torno a un sol que los caliente y en esa inverecundia ahora revolotean en torno a Morena. Movimiento Ciudadano puede levantarse porque es el menos dañado en su reputación y puede ser opción como fuerza opositora. Es casi seguro que surgirán dos partidos más, ambos estarán en la órbita de Morena; si Margarita Zavala y Felipe Calderón alcanzan su objetivo se erigir un partido, éste militará en oposición al naciente régimen.

Después de la abrumadora votación obtenida por López Obrador, el PAN, PRI y PRD quedaron para cuidados intensivos, ya medianamente recuperados, el blanquiazul intenta reacomodarse para dar la batalla, lo alientan sus años de recia oposición y en los comicios de este año demostró, excepto en Baja California, donde perdió el gobierno estatal, que guarda estructura expectante.

En el intento por recuperarse y emprender la lucha opositora, el PAN acudió a la idea de exhumar políticamente al ex presidente Vicente Fox, pero al parecer esos mandos no aquilataron las consecuencias de su estrategia porque Fox no es factor de unidad entre sus cuadros más destacados, ¿cómo juntar al “Jefe Diego” y a Calderón con Fox? Además, si bien el guanajuatense fue el presidente de México que “sacó” al PRI de Los Pinos, su desempeño gubernamental no es para presumirse.

Históricamente, Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador están asociados porque en la lucha por la presidencia los dos alcanzaron sus propósitos y porque ambos la alcanzaron enarbolando la bandera de una renovación política. Pero en los hechos que registrará la historiografía Fox y AMLO no se equiparan, hay diferencias entre uno y otro que impiden los paralelismos, empezando por las circunstancias dentro de las cuales tejieron su llegada a la presidencia de México.

En su camino a Los Pinos Vicente Fox levantó enormes expectativas populares, el entusiasmo ciudadano se volcó en las urnas para favorecer a quien ofrecía un cambio, pero no pudo, no supo o no quiso consolidar su triunfo con cambios institucionales que evitaran la restauración, lo impidieron entre otros factores las bancadas del PRI y del PRD unificadas en el Congreso para obstaculizar sus iniciativas. Así prevaleció el régimen instaurado por el priismo, incluso cuando El PAN ratificó el triunfo llevando a Calderón a la presidencia. Sin embargo, las pugnas internas entre sus cuadros de elite, que suelen ser drásticas y desgastantes acondicionaron el triunfo priista en 2012 y Peña Nieto fue presidente. 

Pésimo, mal gobierno el de Peña Nieto, a quien Ayotzinapa, Tlatoaya, la Casa Blanca, la corrupción, el enojo social, las asimetrías sociales y la violencia condujeron a la ruina política, que por su gran peso arrastró al Partido Revolucionario Institucional. Ese complejo de circunstancias conformó el caldo de cultivo que llevó a Andrés Manuel López Obrador al sitial de poder ejecutivo de México con un arrastre electoral sin precedente.

AMLO, obviamente, supera en destreza política y mediática a Fox, a diferencia de este que surge y prospera políticamente en un santiamén, el Peje ha tenido que nadar a contracorriente, ha tragado sapos y en su devenir en la talacha partidista muchos sinsabores, a cambio, ha ganado madurez y experiencia. Sus actuales circunstancias le favorecen para cumplir con mayor oportunidad las esperanzas inoculadas en la población mexicana porque, a diferencia de Fox, cuenta con el Poder Legislativo, con cuyo concurso ha venido transformando el marco normativo a conveniencia, como él lo ha dicho, para evitar riesgos de restauración. Fox no pudo cumplir, AMLO en eso anda.

Andrés Manuel López Obrador es un político curtido en el quehacer político, lo avalan muchos años en la brega política, desde el bloqueo a pozos petroleros hasta la ocupación de avenidas de la gran CDMX, era presidente del PRD cuando la inédita elección de 1997 por la cual llegó un número considerable de diputados perredistas al Congreso de la Unión y se ganó con Cuauhtémoc Cárdenas la joya de la corona, el gobierno del Distrito Federal. Esos antecedentes que conjugan una singular experiencia y su intuición política lo ponen en ventaja para descifrar maniobras opositoras, todavía más cuando tiene en sus manos las riendas del poder.

Como animal político, AMLO posee instinto, sensibilidad para otear los movimientos del adversario, tiene referencias históricas, sabe luego entonces que un Movimiento revolucionario siempre corre el riesgo de una restauración, la Revolución Francesa con todo su ímpetu no salvó esa instancia y incubó a Napoleón, quien con todo y su entronización monárquica aportó elementos para robustecer los propósitos del cambio revolucionario. Sabe AMLO de los riesgos que enfrenta su movimiento, la diversidad de fuerzas que lo llevaron a la presidencia, los compromisos con esas fuerzas, la CNTE entre ellas, una fuerza política de poder real, 40 diputados en el Congreso federal así lo avalan, tiene compromisos y los cumple con cargo al deterioro de su imagen.

Eso explica el uso indiscriminado de la picota demoledora, la verbal, la legislativa y la persecución de adversarios, ya para ponerlos tras las rejas, ya para advertirles que lo mejor es mantener el perfil abajo, y como casi todos tienen cola larga, es posible cualquier pisotón.

Pero requiere tiempo, que tal vez es el más temible de sus adversarios, de allí la urgencia por cristalizar la revocación de mandato porque sabe que electoralmente a MORENA no le alcanza la organización y estructura y, aunque ha ampliado su base clientelar, no quiere correr riesgos para ratificar la mayoría en el Congreso en 2021. Por ahora, para enmarcar sus propósitos de cambio no tiene obstáculos en la cámara de representantes, y son muy endebles en el senado donde las fuerzas opositoras juegan conforme a sus propias circunstancias.

En 2019 no caminó la economía, los megaproyectos tienen inicios muy titubeantes que necesariamente alterarán su calendario, pero la fuerza de la presidencia, combinada con la debilidad de la oposición y de factores de poder que aún no se acomodan dan margen para que López Obrador avance en pos de sus metas, si será bueno o no que lo consiga depende del beneficio que reporte al pueblo de México, concepto que comprende la suma de todos los sectores de la población mexicana, obreros, campesinos, clase media, empresarios, elite política y económicas todos, en sinfónica variedad vamos en el mismo barco.

alfredobielmav@hotmail.com

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