Pienso, Luego Escribo

TIEMPOS FELICES  

Por Akiles Boy *

EL título de esta pequeña narración podría ser un sueño, una ilusión, pero también una realidad que buena parte del mundo desea. El último mes del año, diciembre, es especialmente significativo para la humanidad. Se antoja la fraternidad, la unidad y la armonía. Son tiempos de paz, son tiempos felices. La sensibilidad a flor de piel, nos anima a la hermandad, a la solidaridad, al escape de nuestras mejores expresiones de amor, de afecto, de empatía hacia los demás.

Más allá de los afanes abrumadores de comercialización y de incentivar el consumismo en estas fechas, el ser humano busca el contacto y convivencia por instinto, necesidad o costumbre. Pareciera que una atmosfera divina envuelve el planeta, los astros se alinean y también la  aspiración de muchos, de estar bien consigo mismos y con los que están cerca. Al contrario, es triste, pero cierta, la percepción de la Jerarquía Católica local, de que en México y en la región “La alegría de la navidad, contrasta con la realidad de un pueblo en crisis”, señalando que domina el “desánimo y descontento social”.

Esa óptica no es nueva, ni diferente a la de otras Instituciones y Organizaciones de la sociedad. Este diciembre, para muchos, no será distinto a otros muchos anteriores. Hay una terca realidad que duele y desdibuja la sonrisa más positiva. El País esta tan lejos de nuestra expectativa de cambio o transformación, que ya el descontento vuela para convertirse en decepción y desesperanza. Pronto, como si fuera destino fatal o maldición, si no hay señales de mejoría para todos, vendrá el hartazgo.

El desafío para la sociedad mexicana y los nuevos gobiernos, se ha dicho,  es enorme, y sin mejores tiempos y realidades visibles y materiales, se agudizarán la polarización y la crispación ciudadana. El pueblo podría reaccionar como sucedió en el 2000 y el 2018, y provocar la caída del régimen recientemente instaurado por un joven partido mayoritario, compuesto hoy, por toda clase de políticos, incluyendo prófugos y oportunistas de otras fuerzas en desgracia.

No entraremos en el debate moral de que es más importante, si el ser o el tener, porque como nos vemos, la mayor parte de los mexicanos tendremos este año, unas fiestas decembrinas austeras. Cada familia, de acuerdo con sus ingresos y presupuesto para los gastos de este mes, decidirá la forma y los recursos que destinara a las reuniones familiares y convivencias. Ya en el camino de las últimas dos semanas del año, está por demás hablar de cualquier evaluación y profunda reflexión que se ocurran. Me quedo con este sencillo pensamiento “No te preocupes por lo que no conseguiste o dejaste de tener, valora y disfruta lo que tienes hoy”. Queridos lectores los abrazo a la distancia y deseo que en su vida y en sus hogares imperen la salud, la paz, el amor y la prosperidad. ¡Felices Fiestas 2019¡ Hasta la próxima.   

Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.

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