Camaleón

Odebrecht: la presa y los presos.

Alfredo Bielma V.

En retrospectiva es posible contemplar cómo escarba el tiempo en la hojarasca de los acontecimientos, esos sucesos cuyo significado e impacto social se entienden mejor observados en lontananza; y si la trama involucra escenarios y actores relevantes, al levantarse el telón deja al descubierto interesantes testimonios. Así está sucediendo en el caso de Odebrecht, la empresa brasileña cuyos corruptivos cabildeos son objeto de una investigación que ha cimbrado gobiernos nacionales y estatales; esto último nos concierne, ahora que desde la legislatura federal se recomienda a las autoridades locales revisar contratos y concesiones vinculados a la referida empresa brasileña.

La historia es ciencia social, está en su naturaleza narrar y, a la vez, está obligada a comprobar: en febrero de 2010 se difundió la noticia de una fuerte inversión que la empresa brasileña Odebrecht, “la más grande de América Latina”; estaba interesada en invertir 2 mil 500 millones de dólares en Veracruz. El superintendente, Luiz Weyll, informó de  “la buena disposición de las autoridades estatales”, encabezadas por el gobernador Herrera Beltrán, para consolidar esa inversión; lo expresó en el parque temático Takilhsukut, en el marco de la Cumbre Tajín 2010. Weyll reveló que Odebrecht iba a invertir en petroquímica en Coatzacoalcos, “así como en otras municipalidades en infraestructura y agricultura por cuanto hace a canales de distribución, presas y riego”.

En realidad esa inversión estaba respaldada por los acuerdos firmados por los presidentes Lula da Silva, de Brasil y Felipe Calderón, de México, en la Cumbre de la Unidad celebrada en Cancún. Sin embargo, Fidel se montó en ese proyecto y en mayo de 2010 visitó Bahía, Brasil, y fiel a su estilo adelantó que el corporativo Odebrecht había mandado a Cleantho Leite Filho a Coatzacoalcos, lugar de la inversión.

En seguimiento al jugoso asunto, en agosto de 2011, Javier Duarte viajó a Bahía, sede de la empresa, para reunirse con el dueño del corporativo brasileño, Norberto Odebrecht. “El mayor compromiso de inversión del corporativo Odebrecht está en Veracruz, ya que es el mejor estado para desarrollar inversiones porque tiene gobernabilidad y un mandatario con gran sentido social”, señaló Marcelo Odebrecht, presidente del consorcio. “No hay ningún otro lugar del mundo en donde tengamos un compromiso tan grande como lo tenemos en Veracruz a través de la empresa Braskem”, dijo el ahora preso en Brasil ante el ahora recluso de Guatemala.

En 2013, Marcelo ratificó el proyecto: “estamos comprometidos por seis mil millones para inyectarse en el territorio veracruzano en los próximos cinco años… tenemos la seguridad que lo que viene es mejor que lo que ha ocurrido en los últimos 20 años”( …) “Agradezco a todos y seguimos adelante, como tú dices”, expresó halagando a Duarte, quien en obsequiosa correspondencia, en oficio 075/2013 de 4 de marzo de 2013, solicitó al Congreso local autorización para implementar el Proyecto de Propósitos Múltiples Xalapa, en la modalidad de proyecto de prestación de servicios, para lo cual señaló un capital de hasta 355 millones de pesos. De inicio, Duarte designó como representante del gobierno en este Proyecto al Secretario de Desarrollo Económico y Portuario, que después fue sustituido por el Secretario de Finanzas.

El 19 de abril de 2013 el gobierno del estado quedó legalmente asociado con Participacao e investimentos, una rama de Odebrecht creada para estos propósitos; la inversión ascendía a 7 mil millones de pesos, de los cuales el 70 por ciento eran a cargo de la empresa, el resto a cuenta del Gobierno del Estado. No solo se trataba de bombear agua desde Jalcomulco a Xalapa, pues el Proyecto incluía el cuento del “Autoabastecimiento de Energía Eléctrica en la entidad”; con la sumisa autorización del Congreso local Duarte de Ochoa podía utilizar participaciones federales presentes y futuras para garantizar el pago de ese proyecto.

Afortunadamente todo lo frustró la resistencia de los pobladores de Jalcomulco y la región, aunado a la inoperancia de Duarte de Ochoa, que solo alcanzó a cumplir, a medias, en la Ciudad de Veracruz. Ahora, la presa en Jalcomulco es anecdótica; Luis Weyll acaba de abandonar México; Marcelo Odebrecht purga condena en su país y Javier Duarte de Ochoa regurgita sus cuitas en Guatemala a la espera de su consignación al lugar de sus tropelías.

alfredobielmav@hotmail.com

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