Confetti

La libertad es, en la filosofía,

la razón; en el arte, la inspiración;

en la política, el derecho.

Víctor Hugo

La Declaración Universal de los Derechos Humanos expresa que todo ser humano nace libre y en igualdad de derechos y dignidad sin distinción de raza, sexo, idioma, religión, origen social, situación económica, opinión política o de otra índole, ni por su condición jurídica en país propio o en el extranjero. Con la suposición de valores, deberes y obligaciones con sus semejantes, el incumplimiento de estos derechos genera violencia, explotación, sometimiento, opresión; un infame atentado contra la libertad y la dignidad humana.

Lógicamente esta premisa debería cumplirse sin pretexto ni discusión dada la capacidad de reflexión y pensamiento inteligente que caracteriza al hombre como especie superior sobre otros entes, desafortunadamente ciertas conductas dejan esta concepción casi nula, el abuso del poder transgrediendo los preceptos y valores, el uso de la fuerza en todas sus acepciones contra el más débil ha sido un ejercicio desde el inicio de la historia de los pueblos. Este instinto de dominio y sojuzgamiento debería ser privativo de la especie animal como parte de la defensa de un territorio y preservación, pero el ser humano desacredita con ciertas acciones, cualquier concepto que enaltezca a la raza humana.

Diderot definía, o intentaba definir, al hombre como alguien con sentimientos, con el poder de reflexionar y pensar, que demuestra cierta superioridad a los animales que domina, como un ser social con la capacidad de crear arte y ciencia, con maldad y bondad, que vive organizado con una cultura, normas y leyes. Sin embargo, reconoció que para describirlo no bastaba con este concepto.  Para Kant es un ser que juzga, para Marx es un ser trabaja y produce, para Descartes un ser que piensa, para Bergson es un ser que crea. Para Aristóteles el hombre es un animal que habla, es un animal político.

Esta máxima es idónea para enmarcar la figura del dictador, el soberano abusivo que recibe el mando del gobierno o se lo adjudica, mediante el poder absoluto sin sometimiento a ley alguna reprime, intimida y aterroriza al pueblo, el tirano que controla despóticamente todos los ámbitos de la sociedad pisoteando las libertades civiles, sin miramientos ni consideración, como un animal político.

Afortunadamente existen hombres observadores de la realidad política y de la naturaleza humana, estudiosos de la intimidad del ser, y por ende, sensibles al sufrimiento y a las injusticias que sufren sus semejantes, como el maestro José Miguel Naranjo Ramírez, académico comprometido con la misión que deriva de su pasión por la lectura y el ensayo, donde imprime lo que siente y cómo lo siente, su visión subjetiva en una confesión intelectual con ideas expresadas en un alto grado de sinceridad, sin dejar de ser consciente de su papel como escritor con esa doble faceta, como artista de la expresión y como incitador de pensamientos y reflexión, la máxima en la vida de aquel que se dedica al arte de la comunicación con la letra escrita: formar e informar.

Hoy pone de manifiesto estas virtudes en la obra que esta noche comparte: “A LA SOMBRA DE LA DICTADURA”, ensayos sobre literatura y política, donde nos deleita con su peculiar estilo de gran conversador, de amante de la buena literatura, con once ensayos producto de su análisis como intelectual y académico conocedor de las fibras sensibles de la sociedad. Dicho trabajo fue publicado en diversos medios en su faceta de articulista destacado, donde no pretende imponer ideas, lo que desea es persuadir y lo logra proyectando un sentido de veracidad y profundidad en el análisis de lo descrito.

La lista la encabeza el titulado “La fiesta del chivo” de Mario Vargas Llosa, novela histórica sobre la vida en República Dominicana bajo la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina, el maestro Naranjo lleva de la mano al lector con suavidad y precisión por el camino trazado por el genocida cruel, malvado y sin moral alguna, camino salpicado por la sangre de un pueblo sojuzgado que ya perdió su identidad humana. Describe con lenguaje coloquial los elementos que Vargas Llosa sobresalta en la obra como el origen del género musical del Merengue, el carácter del dominicano y los cuerpos de las féminas de este país. El sentimiento que provoca saber que una niña puede ser un buen regalo para saciar los instintos del chivo.

En “La fiesta del monstruo”, cuento escrito por Jorge Luis Borges y Bioy Casares, José Miguel deja ver, sin avalar la teoría, la influencia de Borges en la novela de Vargas Llosa ya que se declaró su admirador, pero si hay algo en común en estas dos obras es la crítica a la dictadura, en este caso a la de Juan Domingo Perón en Argentina, la considera una joya literaria con una narrativa impregnada de la jerga propia de esta nación y recomienda tener a la disposición cierto glosario para comprender los términos. Para el maestro Naranjo, Borges no era tan clasista y elitista como se comenta pues deduce que al colocar al personaje central de la historia algunos libros bajo el brazo lo convierte en el símbolo de la ilustración y la civilización, y a la gente del pueblo que lo asesinó como símbolo de la barbarie y la intolerancia.

“Casa tomada” de Julio Cortázar es el tercer ensayo, en lo particular, de lo mejor que nuestro autor tuvo a bien seleccionar para su análisis y comentario, con una breve introducción a la vida del escritor nos pone al tanto sobre el crítico voraz a las dictaduras latinoamericanas y férreo defensor de las libertades. Es el primer cuento publicado por Cortázar en 1946 en Argentina, con una crítica al gobierno peronista. José Miguel comenta que seguramente por esta razón los dictadores le temen tanto a la literatura, porque a través de ella se hacer una crítica a los malos gobiernos y forman conciencia en la sociedad. “Casa tomada” es un reflejo fiel, no solamente de un régimen autoritario, también es el retrato de la debilidad humana ante sucesos que van arrinconando emocionalmente, los dejamos avanzar sin resistencia por apego, por melancolía o simplemente por comodidad.

La obra teatral “Esperando a Rodó” del uruguayo Carlos Maggi, plantea la autocrítica tan necesaria y de gran valor para despertar la conciencia, y aunque a veces duele, es indispensable para una mejor vida social e individual, está demostrado que en las sociedades apáticas es donde se da en mayor medida la corrupción y es cuando los gobiernos tiranos toman el poder.

No podía faltar nuestro xalapeño Sergio Galindo en esta colección de joyas literarias, el maestro Naranjo lo incorpora con “La justicia de enero”, obra que se aparta del escenario local y costumbrista característico de Galindo, se sitúa en la ciudad de México con personajes que sufrirán pobreza angustia, conflictos personales, desesperación y momentos de grandes vacíos. Dista de la crítica a un gobierno dictatorial pero se enfoca a señalar a un sistema corrupto en las instituciones oficiales. Cabe mencionar que Galindo en su novela “La comparsa” hace una crítica a la clase social alta, poniendo al descubierto la poca moral y las mentiras como medio de supervivencia para conservar un estatus privilegiado, basada en un acontecimiento que conmocionó a los xalapeños en los años 60.

“El gran solitario de palacio” de René Avilés Fabila, “Pedro Páramo” de Juan Rulfo, “Agosto” de Rubén Fonseca, “Yo el supremo” de Augusto Roa Bastos son parte de este estupendo florilegio al cual se suman Alejo Carpentier con “El acoso” y José Enrique Rodó con Ariel. Obras todas con el común denominador de esta colección, la crítica a un gobierno dictatorial y su gobernante, al sistema que por muchos años ha sido práctica común y favorita para satisfacer intereses propios y beneficiar en algunos casos a gobiernos extranjeros. Pero que sea el autor, con su pensamiento plasmado en la tinta, quien nos deleite con su habilidad literaria y podamos conocer lo íntimo, lo esencial de estos ensayos.

Con sus escritos el maestro Naranjo nos hace sus contemporáneos, sus amigos y nos permite penetrar en su mundo al entregar sus pensamientos bajo una perspectiva subjetiva, hablarnos con la sinceridad que caracteriza al ensayista basado en la experiencia propia personal e intelectual, con una crítica que renuncia a la imparcialidad para actuar como termómetro de la sociedad. Cada ensayo es el reflejo de su personalidad, de su humanidad, lo que le permite elegir el tema y desarrollarlo, el “yo” del autor se destaca en cada página con un toque confesional, posicionándolo como un igual al compartir sus sentimientos y sus conocimientos con el lector.

“A la sombra de la dictadura” ópera prima de nuestro querido amigo, invita a la reflexión, muestra un panorama ajeno al nuestro, induce a valorar lo que otros añoran, lo que debemos defender: la libertad.

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