UNA EXPERIENCIA ÚNICA
Por: Alberto Calderón P.
Todo queda cerca no solo lo que nuestros ojos alcanzan a mirar, la comida exótica se vende en los más exclusivos sitios, los grandes gourmets utilizan para los paladares exigentes productos que se pueden importar de forma casi inmediata.
Las prendas de vestir asiáticas, europeas o australianas te llegarán desde su origen en un tiempo cada vez más corto, los traslados de seres humanos por el mundo ahora es cosa común, las comunicaciones nos acercan las noticias al momento que suceden, cargadas con análisis de diversos puntos de vista, acompañadas de videos, fotografías, también recibimos verdades a medias o mentiras, la invasión de información que circula por las redes sociales muchas veces hace difícil diferenciar lo falso de lo verdadero, incluso casos como el que estamos viviendo muchos lo niegan, rechazan las medidas preventivas para preservar la salud y quizá la vida.
Una de las medidas que vivimos como una experiencia única es el confinamiento, nunca en la historia de la humanidad la naturaleza nos llevó a realizar acciones tan drásticas como el guardarte en tu casa durante largos periodos, lo vemos en todo el mundo desde los países asiáticos, hasta Australia y de Europa hasta las provincias más lejanas de la Patagonia, millones de seres humanos que no salen más que para lo indispensable. A partir de ahí se han desprendido muchas reflexiones sobre las posibilidades de convivencia familiar, lo cierto es que los niños necesitan espacios para jugar y muchos de los hogares son viviendas pequeñas en donde el número de habitantes cubre cualquier rincón, muchos adultos hacen su vida en la calle y a la hora de descansar retornan a sus casas por la noche, ahora muchos de ellos acinados tienen que convivir juntos y la teórica sana convivencia se vuelve un problema donde hay adultos mayores, niños y gente de variadas edades y gustos en espacios reducidos. Por otro lado está la costumbre de salir, trabajar, convivir, entretenerse que para muchos millones ha quedado truncada. Es distinto hacer las cosas sin prisas que no tener la posibilidad de hacerlas.
Así llegó el virus a todo el mundo, producto del desarrollo de las comunicaciones se trasladó por avión, lo que millones de gentes nunca harán, volar a países remotos en primera clase o en clase turista, eso es lo que menos importa, pero aquí lo tenemos tan diminuto que no lo vemos pero tan letal que si conocemos las consecuencias al penetrar a tu cuerpo, dañando tu sistema respiratorio que en muchos casos te sacará de este mundo, por eso el aislamiento lo han cumplido cabalmente millones de familias, quedando sujetos a una domesticación humana, así como lo hicimos anteriormente con las plantas que aprovechamos para la alimentación al igual que los animales que nos sirven para el mismo fin y otros, grandes oleadas de hombres mujeres y niños sufrimos hoy en día un estancamiento, una inmovilidad, conformándonos con la mediatización del Internet, para los grandes capitales globales somos un bosque lleno de quietud, nos convertimos en un recurso más para ser explotados, ese experimento de domesticación general, nos hace susceptibles ante los embates de enemigos invisibles, que destruyen nuestra sana convivencia. Debemos tener cuidado y procurar que esto no se repita, que un virus u otro elemento no rompa con la organización social que empieza a padecer muchas cosas, entre ellas el hambre. ¡Salud y saludos!
Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores (REVECO)