Pienso, Luego Escribo

PIENSO, LUEGO ESCRIBO

LOS JUSTICIEROS

Por Akiles Boy *

Esta canijo vivir entre la realidad que percibimos y las realidades inventadas y recreadas que nos pintan los medios y las redes sociales, que torpemente quieren imponernos escenarios parciales, tendenciosos, atemorizantes y francamente ficticios. Nos hacen pensar que están en  otro planeta, pero así es el mundo, dicen los viejos. Que por cierto no debe tomarse como un término peyorativo o discriminatorio. La vejez es una etapa naturalmente inevitable del ser humano, y tiene sus ventajas y desventajas como los otros periodos de la vida. Lo importante es asumirla y vivirla con calidad y dignidad. Estoy de acuerdo, en dejar de usar eufemismos y palabras elegantes, que ahora se utilizan y cambian cada sexenio (Adultos en Plenitud, Personas de la Tercera Edad, etc.) o son ocurrencias que pretenden simular mejorías inexistentes, en la atención y las condiciones en que viven, ese ya amplio sector de la población en nuestro País.

En esas diversas realidades de los mexicanos, los frentes de mayor riesgo son, sin necesidad de alguna encuesta, la pandemia, y sus efectos inmediatos, un sistema de salud erosionado y en peligro de colapso; la recesión económica, que derivó en el cierre de empresas y negocios, y el alarmante desempleo; la inseguridad que tiende a normalizarse y volverse en parte del ambiente; y por supuesto, el fenómeno de la violencia que también es asunto cotidiano. Sin embargo, en este último tema, cada día son más frecuentes las explosiones o expresiones del hartazgo social. Los últimos eventos de linchamiento y brutalidad ciudadana contra delincuentes, que han sido  sometidos por delitos cometidos en absoluta flagrancia, evidencian el enojo social, ante una autoridad indiferente e incapaz de contener la creciente ola delictiva. “Justicia por propia mano” u “Ojo por ojo, diente por diente” refrán popular que se utiliza para referirse a la venganza.

Pero déjenme decirles que las historias de “justicieros” abundan en la literatura, en la música y hasta en el cine. En la cinematografía nacional son comunes las películas de héroes y villanos, de los buenos contra los malos. Podemos citar los filmes de pistoleros, defensores de la justicia y de los débiles, protagonizados por Luis y Antonio Aguilar, o más adelante los justicieros enmascarados, que marcaron una época en el cine mexicano, encabezados por El Santo y Blue Demon.

Seguramente también estarán en el radar de sus recuerdos otros justicieros famosos,  como Paul Kersey, el “Vengador Anónimo” interpretado por el rudo actor norteamericano Charles Bronson. Una zaga compuesta por cinco cintas. La primera filmada en 1974, con título en inglés “Death Wish y dirigida por Michael Winner. Después vendrían sus secuelas, la última en 1994. Otra más de la avasallante producción gringa, “El Justiciero” (The Equalizer I), estelarizada por Denzel Washington, ganador de dos Premios Oscar de la Academia. En esta historia, personifica a Robert Mcall, agente retirado, que regresa para proteger a una joven prostituta, que es víctima de la mafia rusa. El filme exhibido en 2014 fue dirigido por Antoine Fuqua. Su secuela “The Equalizer II”, se estrenó en 2018.   

Podemos estar de acuerdo, desaprobar  y condenar los actos de venganza o justicia por propia mano, que realizan individuos o grupos de ciudadanos,  empujados por el enojo y la frustración, porque los delincuentes o transgresores de la Ley operan impunemente, libremente, por la injustificable omisión o complicidad de las Corporaciones de Seguridad y la negligencia criminal de los Órganos de Procuración e Impartición de Justicia en este País. No obstante, en principio existe un mandato Constitucional que prescribe “Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho”. Pero la realidad revela a una sociedad ofendida y muy irritada, que ya está dando muestras de su capacidad de defensa y su poder para remediar lo que las autoridades por obligación deben atender y solucionar. Estimados lectores, estamos a tiempo de evitar que impere la Ley de la Selva. Hasta la próxima.  

Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.

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