Por Roberto López Barradas
Ha transcurrido un año ya desde que hubo los primeros casos de Coronavirus en México, a finales de marzo de 2020, se declaró la emergencia sanitaria generada por el virus SARS-COV2 (COVID-19) y en el mes de abril inicio la cuarentena que se convirtiera en ochentena o más, lo cual provocaría una pausa en muchas actividades económicas, sociales y educativas, desde entonces parece como si el tiempo se hubiera detenido y todo continuara igual cada mes.
Por ello, la reflexión en ésta ocasión, es acerca de como pasa el tiempo, casi sin darnos cuenta, ocupados con nuestra vida, sumergidos en nuestras tareas, resolviendo problemas, buscando soluciones, atendiendo asuntos cotidianos, envueltos en la rutina, tal parece que no percibimos como avanza el tiempo hasta que vemos una foto de años atrás, para darnos cuenta de los cambios que hay en nosotros, en nuestros seres amados, nuestros amigos, nuestro entorno, nuestra vida, a veces Facebook se encarga de recordarnos esos momentos compartidos en años anteriores, causándonos sorpresa al ver el paso del tiempo en esas imágenes.
A menudo relacionamos la música con el tiempo, la asociamos con momentos pasados, buenos o malos; al escuchar determinadas canciones nos transportan a alguna etapa de nuestra vida, haciéndonos recordar con agrado o desagrado un instante, muchas veces nos provocan nostalgia, pero casi siempre nos hace reflexionar como pasa el tiempo; no sé si a usted le pase como a mí, que cuando escucho una canción que fuera éxito en mi juventud, me recuerda esa época, y termino diciendo “esa canción es de mis tiempos” “estaba de moda hace 20 o 25 años” “esa canción pegó cuando estaba en la preparatoria o en la universidad” y definitivamente me hace darme cuenta del paso del tiempo.
Todo tiene su tiempo, el transitar de la vida suele quedar marcado por diferentes circunstancias que constantemente quisiéramos repetir o no, pero muchas veces no nos damos cuenta del paso del tiempo, porque al vernos a diario al espejo, difícilmente notamos algún cambio en nosotros mismos o percibimos como pasa el tiempo, como dijo mi esposa a manera de broma: Un día eres joven y al otro día te preocupas que van a comer tus hijos o porque no has hecho las compras de para la casa, jeje.
Que bello es recordar momentos de felicidad, con la plena convicción de que se está envejeciendo día a día, sentir la nostalgia del ayer como si se pudiera volver. Me encanta como lo plasma el canta autor Argentino Carlos Gardel, en uno de sus tangos de antología que se titula “volver” y le comparto el coro: “Volver, con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien; Sentir, que es un soplo la vida, que veinte años, no es nada, que febril la mirada errante en las sombras, te busca y te nombra; Vivir, con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro, otra vez”
El tiempo pasa y no se detiene, sólo nos queda disfrutar de cada momento. No tenemos control sobre el tiempo, no lo podemos detener, es inevitable, impredecible, es un enigma para el ser humano, solo Dios es dueño del tiempo y los tiempos de Dios son perfectos. Pidámosle a Él que nos dé la sabiduría para vivir el tiempo que nos permita antes de llamarnos a su presencia, con todo el amor posible, inundando nuestra vida y la de los que nos rodean.