Confetti

PRIMAVERA

Por María del Carmen Delfín Delgado

El año y sus estaciones, los cuatro gajos de una dulce y apetitosa fruta de mil sabores llamada vida, cada una nos ofrece heterogéneas sensaciones responsables del bienestar y, en ocasiones de una desazón tal vez necesaria para equilibrar nuestra naturaleza. La primavera ya nos acompaña y con ella la explosión de vida en el planeta, en la vegetación, en el reino animal y en el cuerpo humano. Para la medicina el efecto de la estación en nosotros se manifiesta en la “euforia primaveral”, efectos positivos a consecuencia del aumento de luz y temperatura, favorece la liberación serotonina, dopamina y oxitocina e induce la secreción de feromonas, todas relacionadas con la felicidad, el placer y el alivio del estrés.

Etimológicamente se refiere al primer (prima) verdor (vera), al principio, a los primeros años de vida de una persona, “sus 15 primaveras” como referente de la adolescencia; llamamos “primaveral” a ciertos eventos que denotan alegría, frescura, llenos de color, que derrochan juventud. Tan importante este periodo trimestral en la vida humana que ha sido motivo de celebraciones y rituales desde tiempos remotos, desde las primeras culturales antiguas hasta nuestros días nos regocijamos por su inicio. Hace más de 5000 años se festejaba a orillas del río Nilo por griegos y egipcios, los romanos llamaban “floralia” a la celebración a la renovación del ciclo de la vida, en honor a la diosa Flora.

Los rituales del equinoccio tienen una antigüedad milenaria, desde la prehistoria ya se practicaba el culto a la Madre Tierra, el hombre de las cavernas ya tenía consciencia del beneficio al llegar esta estación; chinos, babilonios, mesopotámicos, etcétera, rendían tributos a este fenómeno solar. América no fue la excepción, pueblos ancestrales desde el norte hasta el sur del continente ofrendaban al dios Sol en el inicio de la primavera. Hoy seguimos estas tradiciones con festivales, desfiles, rituales prehispánicos, de todos estos acontecimientos se derivaron los carnavales.

La primavera siempre presente en nuestra mente, tanto que ha sido inspiración para obras artísticas en la pintura, la música y la literatura. “La Primavera” es una de las obras mas bellas del artista florentino Sandro Botticelli, pletórica de simbolismo y mitología con armonía y personalidad, con un maravilloso escenario donde se contempla una colorida vegetación de más 200 especies botánicas existentes en la Toscana.

La Sonata Primavera de Ludwig van Beethoven, se trata de una sonata para violín en fa mayor compuesta entre 1800 y 1801, estrenada en 1802, pertenece a la primera etapa creadora del compositor. Esta obra la compuso cuando aún no perdía la capacidad auditiva y estaba enamorado de dos hermanas, tanto que en una carta a un querido amigo le externó: “¡es tan hermoso vivir, vivir mil veces!”. De todas las obras del compositor, dos son las favoritas de los concertistas: la sonata Kreutzer  y esta hermosa Sonata Primavera.

“La Consagración de la Primavera” de Igor Stravinsky es un ballet y obra de concierto orquestal escrita en 1913 para la temporada en París de la compañía de  Ballet Ruso, cuando se estrenó en el auditorio de los Campos Elíseos causó sensación y disturbios entre la concurrencia por su coreografía y acordes innovadores, en la obra se percibe un grito de liberación, esa ansia de libertad que se respira en la partitura llega inmediatamente al corazón del oyente, lo atrapa y no lo suelta hasta el final.

Recordemos otras famosas composiciones como “Las cuatro estaciones” de Vivaldi, en la literatura: Primavera con una esquina rota de Mario Benedetti, La primavera de Praga de Miguel Delibes, Primavera negra de Henry Miller, por citar algunos títulos inspirados en la estación que nos embriaga con aromas, colores y gratas sensaciones.

Sobre el Autor

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.