Comunicado Dominical

¡CRISTO HA RESUCITADO!

Pbro. José Manuel Suazo Reyes

Esta es la noticia contada por los evangelios que resuena en todos los hogares cristianos a partir de la fiesta de Pascua: ¡verdaderamente ha resucitado el Señor! Cristo ha vencido la muerte y vive en medio de nosotros.

La fiesta de la Pascua es la celebración más importante de todo el año litúrgico, en ella se funda nuestra fe. Es una fiesta de luz ya que el Señor resucitado nos ilumina y ayuda a entender todos los acontecimientos.

Son varios los relatos evangélicos que nos refieren lo que sucedió el primer día de la semana, el día de la resurrección. El día siguiente, después del sábado, María Magdalena fue al sepulcro muy de mañana, cuando todavía era de noche.

Cuando llega a la tumba se da cuenta de que la losa había sido quitada del
sepulcro. Con ello se nos quiere dar a entender que la resurrección de Jesús
fue un acontecimiento inesperado para los discípulos. Ellos habían creído que con la muerte todo había terminado, no habían comprendido los anuncios de Jesús sobre la resurrección.

En este sentido la resurrección resultó algo completamente novedoso pues no había sucedido antes. La resurrección de Jesús rebasó todas las expectativas y por eso existen varios intentos de explicarse por qué no estaba el cuerpo de Jesús. Fue necesario que Jesús en Persona se apareciera a los discípulos y diera muestras de que estaba en medio de ellos.

La resurrección revela el sentido de la pasión y de la muerte de Jesús. Sin la
resurrección, la muerte de Jesús hubiese sido un acontecimiento dramático,
una derrota del proyecto de Jesús, un final sin esperanza. Con la resurrección en cambio, se alcanza una comprensión distinta de la muerte del Hijo de Dios.

La resurrección de Jesús nos muestra el valor de su pasión, gracias a la
resurrección comprendemos que la muerte en cruz, lejos de ser una derrota es una victoria del amor. Jesús vivió sus sufrimientos con un gran amor y entrega; por eso el Padre lo resucitó y obtuvo una nueva vida, que no es la terrena; ahora Jesús posee la vida eterna y ha triunfado sobre la muerte de una vez y para siempre.

Esta alegría de la comunidad cristiana por las fiestas de la pascua se contrasta lamentablemente con otra realidad que lastima y llena de miedo a la sociedad, nos referimos al ambiente de muerte presente por dondequiera, es como una gran loza que no se ha podido remover de las espaldas de la gente.

Necesitamos también resucitar, vencer la cultura de muerte expresada en la violencia y las políticas de muerte que roban las esperanzas de la comunidad.

Hacemos votos para que la experiencia pascual de la comunidad cristiana
impregne nuestro interior y se vea en nuestra vida.

Que este sentimiento de gozo del primer día de la semana que cuentan los
evangelios, esté presente en nuestros pensamientos, en nuestras miradas, en las actitudes y los gestos, en las palabras y en todas nuestras expresiones para que seamos también nosotros testigos de la resurrección. ¡Felices fiestas de resurrección!

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