• Héctor Infanzón, jazzista y compositor mexicano interpretó piezas emblemáticas en el Palacio de Bellas Artes
• Su obra es una expresión universal, que es reinterpretada y ofrece la posibilidad de improvisar
Ciudad de México. Al concluir el homenaje por el centenario de Astor Piazzolla, músico y compositor argentino, la Cámara de Diputados realizó la transmisión especial «Piazzola por Infanzón», con la interpretación de piezas emblemáticas por el jazzista mexicano, desde una visión de nuestro país sobre el significado de su obra, grabada en la sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes, en una producción efectuada por el Espacio Cultural San Lázaro.
Asimismo, hubo una entrevista a Héctor Infanzón, músico, pianista, compositor e improvisador más destacado y reconocido de México, quien afirmó que “Piazzolla es definitivamente un parteaguas para releer el tango más allá de la tradición”.
El programa de cierre de la conmemoración “Piazzolla 100 años”, se integró por Adiós Nonino, Livertango, Oblivion (olvido) y Lunfardo.
El homenaje al compositor argentino fue organizado por la Biblioteca General del Congreso de la Unión, para celebrar su 85 aniversario, así como por el Espacio Cultural San Lázaro, en conjunción con la Fundación Astor Piazzolla y la Biblioteca del Congreso de la Nación Argentina.
María Vázquez Valdez, directora de Biblioteca y Archivo de la Cámara de Diputados, destacó la importancia de este homenaje “Piazzolla 100 años”, mediante el cual durante la semana que concluye se rememoró la obra del músico argentino, a través de un programa intenso y extenso, que incluyó un conversatorio, dos conciertos, transmisión de siete videos y la entrevista con Héctor Infanzón, pianista y jazzista más relevante de México actualmente, quien interpretó cuatro composiciones emblemáticas.
Agradeció el trabajo desplegado en torno al homenaje “Piazzolla 100 años”, por las autoridades de la Cámara de Diputados, a las secretarías General y de Servicios Parlamentarios, a las coordinaciones de Comunicación Social y de Servicios de Información, Bibliotecas y Museo del Recinto Legislativo.
Ismael Carvallo Robledo, asesor de la Secretaría General de la Cámara de Diputados, agradeció a Héctor Infanzón por su disposición para llevar a cabo esta producción en honor de Astor Piazzola y concluir este programa para homenajear a un gigante del arte contemporáneo, patrimonio de todos los hispanoamericanos.
Fue una experiencia extraordinaria, incluso con un toque de magia, al tener acceso a la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, que fue abierto con este propósito.
Apuntó que fue un privilegio escuchar en vivo al prodigio del pianista Héctor Infanzón, que es de los máximos exponentes del arte contemporáneo mexicano, orgullo nacional. Compositor, improvisador, arreglista e intérprete de primera línea.
La obra de Piazzolla une la música popular con la clásica
Infanzón consideró que la obra de Astor Piazzolla está en dos mundos: la música popular y el arrabal con la finura de la música clásica. Se juntan y cristalizan esta expresión artística maravillosa.
La obra de Piazzolla es un gran referente de la convicción de que la música tradicional que identifica a tu país puede evolucionar, desarrollarse y tener un lugar todavía más importante. Es una búsqueda de identidad, y aunque era aceptada su propuesta a nivel internacional y no por la élite de intelectuales de Argentina, tuvieron que reconocerlo por el impacto traducido en la pertenencia a la tierra donde nació, nostalgia por la familia, los amigos y el mundo donde creció.
El punto crucial fue cuando el argentino ganó una beca como compositor para estudiar en París con la eminente profesora de música Nadia Boulanger, quien le dijo que no se veía representado en la obra de concierto, pero sí en el tango, sugiriéndole enfocarse en ese propósito, por lo que decide, en definitiva, plasmar todos sus conocimientos de música clásica en el tango, rememora.“Esa es la innovación que deja en el género, que costó mucho aceptarse, llegó a decírsele el asesino del tango, pero siguió luchando por ese esfuerzo, proveniente de su integridad al observar que si el mundo y Argentina cambian, también tiene que transformarse la música”, apuntó.
Es una obra universal, no sólo tiene la peculiaridad de ser reinterpretada, ofrece la posibilidad de improvisar sobre ella. Es un estándar de jazz o puede ser una obra para ser tocada por una orquesta de cámara o una filarmónica, agregó.
Esta música está bien escrita y permite al intérprete tener la libertad de transmitirla con una visión diferente, que hace posible explorar colores, nuevas formas de mirar esta belleza artística, buscando caminos de cómo interpretar a Piazzolla desde México, con mi perspectiva y mi visión, respetando a Astor, con el gran aprecio y admiración que le tengo, sostuvo.
Refirió que conoce al músico argentino, porque su padre llevó a su casa un disco de él, donde descubre la fusión de los formatos eléctricos del rock progresivo o del jazz rock, además del tango progresivo, fue lo primero que se me ocurrió y fue así como lo conocí por primera vez, gracias a mi padre.
Adiós Nonino es una pieza que escribe en honor y para honrar a su padre. Astor estaba en un concierto en Costa Rica, antes de salir al escenario recibe la noticia del fallecimiento de su padre, por lo que, después escribe esta melodía fuerte y temperamental, que amalgama la suavidad y nostalgia, es un adiós a su viejo, alguien que creyó en él, le puso el bandoneón y le dio todo su apoyo para su carrera. Uno se identifica con las historias, comentó.
Sobre Livertango, dijo que el nombre refleja la libertad de Piazzolla de hacer su música como él quiere, tiene un poder muy marcado de tango con una secuencia armónica, conocida en el jazz como secuencia de acordes muy interesantes, donde se puede interpretar una melodía muy obsesiva y libre. Por eso me gusta mucho esa pieza, porque cada que la toco es diferente, agregó.