Fin de Siglo

                                                           El cinema pepe y otros recuerdos

El silencio gesta recuerdos. Dentro del abecedario de las letras, mientras la mayoría de la gente descansa este sábado, recorro las calles de la ciudad. Escaso movimiento vehicular, pocos negocios abiertos, a no ser que sean las pescaderías que se ubican en la rotonda y vendedores de jugos energéticos.

Xalapa madruga. La avenida Ávila Camacho se viste de soledad. Y mientras espero el verde del semáforo giro mi vista hacia donde antiguamente se encontraba el “Cinema pepe” Durante varios años era el sitio ideal de la gente xalapeña para ir a ver los estrenos cinematográficos de moda. Largas colas se podían observar a la espera de conseguir un boleto para ingresar. Ahí, junto con mis hermanos presenciamos el estreno de la película de Silvester Stallone “Cobra” En aquel entonces, en las funciones de cine se hacía un intermedio para poder ir a la dulcería que se encontraba en el interior a comprar las respectivas “chatarritas” como dice mi sobrino.

Y justo unos metros, enfrente del “cinema pepe” se encontraba otro cine denominado “Cinema Kubrick, que posteriormente se le cambió la razón social y se llamó “Cinema los lagos”

Al paso del tiempo el “cinema pepe” decayó y llegaron a la ciudad nuevas alternativas de entretenimiento como Los cinemas gemelos, ubicados en los años ochenta en la recién estrenada plaza cristal, ubicada justo en la avenida Lázaro cárdenas, (antes circunvalación)

Poco después, el cinema pepe ofrecía dos películas por el precio de una, incluso había permanencia voluntaria. Ahí pude disfrutar de la película homónima de libro del italiano Umberto Eco, el nombre de la rosa, estelarizada por Sean Connery.

Actualmente, el sitio que era ocupado por el cine, ahora es una cafetería.

El verde del semáforo se enciende, sonrío y continúo mi recorrido. Mis alegrías se columpian y crean dilemas de la transformación de mi ciudad. Viajo solo con mis recuerdos, a la espera de que otro día, en los olvidados momentos vuelva a detenerme y observar lo que alguna vez fue.

Edgar Landa Hernández.

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