La cuerda de Cuic
Salvador Muñoz
Muy de esta época han de estar las cuerdas para las piñatas… el “Dale dale dale, no pierdas el tino, ese Bola 8, panza de cochino” se ha de… ¡perdón! Me equivoqué como Cuitláhuac y sus Tierra Blanca con Cuello Blanco… les decía que esos cantos propios de la Piñata no tardan en oírse a lo largo y ancho del estado.
La cuerda viene a cuento porque así fue como se oyó la intervención del grupo legislativo del PRI en voz de Arianna Angeles Aguirre cuando se plantó ante el Gobernador para dar el posicionamiento del partidazo a lo que fue el tercer informe de Gobierno de Cuitláhuac…
Más que posicionamiento, consejo, recomendación, parecía una advertencia de Arianna ese “algunos le mienten, le engañan y no hacen lo que les corresponde hacer” que antecedió el señalar al mandatario estatal que al iniciar la segunda mitad de su Gobierno tiene fallas, pero con la oportunidad de corregir, aunque eso y sólo eso dependerá de su visión de Estado, “porque sus funcionarios no lo acompañan en esta vocación superior”. Con esas palabras, Arianna, el PRI, le estaba dando la cuerda de su piñata a Cuitláhuac.
Sólo para que quede como antecedente… ¿Se acuerdan de Javier Duarte de Ochoa?
De seguro han de haber escuchado esa leyenda de que muchos de sus funcionarios se fueron lisos, cabezones, se rayaron, se sacaron la lotería al grado de no tener ya que trabajar por el resto de sus vidas así como el de dos generaciones más de su descendencia… parece exagerado pero así lo cuentan como también cuentan que Javier Duarte confió la cuerda de su piñata a muchos de sus colaboradores que por cierto, ninguno está o sigue en la cárcel como él lo está, además del riesgo latente con el que vive la señora Karime allende el Atlántico.
Entre esas leyendas que se cuentan, igual se platica la del panista que ha recorrido la milla en lo que se refiere a cargos públicos y en la administración federal… su colmillo político, largo y retorcido, le permite andar por la calle sin preocupación alguna porque el oficio le enseñó algo que a veces, al político bisoño se le olvida en aras de querer abarcar todo sin apretar nada: delegar.
En el acto de Delegar está el hacer responsable al colaborador, guiarlo a una cultura de “hacer bien las cosas” o en esta era de la Transformación, cumplir con la honestidad que en estos tiempos tanto se pregona. Delegar no es escurrir el bulto, lavarse las manos, evitar conflictos… Delegar es hasta cierto punto, un ejercicio de igualdad: se es igual de responsable el uno como el otro. El asunto es que en el papel desempeñado al asumir los compromisos cedidos por el Gobernador, por el secretario, por el Jefe, sólo habrá un responsable: a quien se le delegó la gracia.
A muchos queda claro a mitad del camino, que Cuitláhuac García Jiménez no es el Gobernador al que se estaba acostumbrado, y quizás raye en inepto, soso, mediocre, desde la percepción de quienes la Cuarta Transformación no les hace gracia… o justicia; para otros, su imagen así como sus intenciones se dirigen a la figura de un Buen Hombre, sin malas intenciones pero sí con malos chistes, que pretende seguir al pie de la letra las directrices que le marca tanto el partido Morena como su líder y maestro Andrés Manuel López Obrador.
Quizás por eso muchos recuerdan hace poco en una de sus ruedas de prensa que da, esa respuesta de su afán porque la corrupción no permee a su gobierno. Me permito transcribir:
“Yo instruí una forma interna, aparte de las Contralorías, en la que tengo contacto directo con las unidades administrativas para supervisarlas, o sea, les pido cuentas de manera directa sin pasar por los titulares, es decir, primero me rinden cuentas, si hicieron algo mal, a mí…”
Cuitláhuac, démosle el beneficio de la duda como la fracción legislativa del PRI se la dio con esa advertencia de que “algunos le mienten, le engañan y no hacen lo que les corresponde hacer”, es un hombre de buena fe, pero su vinculación directa, como él mismo lo externó en rueda de prensa, hace que la cuerda de la piñata que Arianna Angeles Aguirre le dio, tenga en el futuro otra utilidad, si no es capaz de corregir el rumbo torcido, quizás no por él y sí por muchos de sus mentirosos funcionarios, pues debe recordar que todavía le queda un año de gobierno… en el quinto nadie lo va a pelar, y en el sexto, todos estarán con el candidato… en pocas palabras, empieza a caminar por la cuerda floja o termina ahorcándose con ella… mientras, ya empiezan las posadas: “Dale dale dale, no pierdas el tino, ese Bola 8, panza de cochino”… ¡perdón! Me equivoqué como Cuitláhuac…