EN LA CAPITAL DEL VINO MEXICANO
Por Akiles Boy*
Un lunes por la tarde aterrizaba en el Aeropuerto de Tijuana la aeronave de Volaris Airlines, línea de bajo costo usada por clasemedieros. El Piloto había anunciado a los pasajeros que al llegar habría una fuerte turbulencia. Efectivamente, al empezar el descenso y en medio de una intensa lluvia y vientos huracanados, el avión se movía como una cafetera vieja en ebullición. En el interior hubo gritos de miedo, pero se impuso la pericia de la tripulación y se logró tocar la pista. Se escucharon los aplausos de los pasajeros como agradecimiento y reconocimiento a la buena maniobra. Hasta ahí todo marchaba bien.
Por las ventanillas se miraba el aguacero y el violento aire que golpeaba a la aeronave. Enseguida se oye una voz desde la cabina de mando. “Por el mal tiempo y por seguridad de los pasajeros, tendremos que esperar para bajar, la pista esta mojada y podría haber un accidente”. Todos asentimos la medida, ninguno estaba dispuesto a padecer las inclemencias del temporal. Después se escucha otro aviso, “En veinte minutos se conectará un túnel de salida para el desembarque directo a la terminal, en este momento no hay disponible y se retirará uno que no esté ocupándose”. No se dio mayor explicación, echamos mano de paciencia y tolerancia ante la penosa deficiencia del aeropuerto, que aún con la categoría de internacional, no contaba con túneles suficientes para el descenso seguro de los pasajeros y la tripulación. Aproximadamente a la hora de la llegada, entramos a la sala de la Terminal. Aquí agrego para referencia, de acuerdo con quejas de viajeros, en el ranking mundial de las peores aerolíneas del mundo, figuran en primer lugar una colombiana, seguida de dos mexicanas, Viva Aerobus y Volaris Airlines.
Éramos cinco los involucrados en este ansiado viaje familiar a Baja California, al día siguiente festejaríamos el cumpleaños de los queridos Estela y Rafael. La familia nos esperaba y acomodados en dos vehículos nos enfilamos a la carretera con destino a Ensenada. No dejaba de llover y continuaba el ventarrón, según decían sorprendente, aunque pronosticado. Atravesar la zona periférica de Tijuana, nos hizo recordar los congestionamiento típicos de las grandes ciudades como México, Puebla, Veracruz, Xalapa y muchas otras, que se magnifican cuando las condiciones meteorológicas no pintan bien.
La buena plática con un buen fondo musical nos aligero la travesía. En el estéreo del auto, el tema Boogie Wonderland del grupo norteamericano Earth, Wind & Fire, lanzado en 1979, melodía que vuelca el ritmo en la cinta francesa “Intouchables”, y la cual sirvió para empezar a animar el viaje. A la mitad del camino, con el cielo obscuro, hicimos una parada obligada por el hambre. En terrenos del municipio de Rosarito, Rafael, buen conocedor del entorno, se estacionó frente al Restaurant Los Panchos, de comida mexicana y especialmente de carnitas de cerdo, tan deliciosas como las de Michoacán, acompañadas de una salsa picosa y tortillas de maíz o de harina. Mientras comíamos, de las bocinas del lugar, salía la voz de Christian Nodal cantando con banda.
Otra vez en el camino, en media hora se vio la entrada a Ensenada, ciudad portuaria de la Península de Baja California en el Pacífico, y centro turístico conocido como la Capital del Vino Mexicano. Rafael y su esposa gentilmente nos dieron posada, cansados solo bajamos el equipaje y nos fuimos a dormir en una noche fría y húmeda. A la mañana siguiente temprano nos dirigimos al centro, en una estación de la radio local se escuchaba la canción Part – Time Lover (1985), de Stevie Wonder. Después de un suculento desayuno en un típico restaurant del Puerto, emprendimos la caminata por el Malecón y las calles aledañas para llegar al llamado Mercado Negro, lugar donde se expende cualquier cantidad de especies marinas comestibles, desde un atún hasta salmón y langosta, además de otras nunca vistas. De ese tamaño es la oferta y demanda impulsadas por una gastronomía de clase mundial. Continuaremos. Hasta la próxima.
Enero 10 de 2022
*Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.