Voy viviendo ya de tus mentiras
Aunque ya no es tan escuchada la canción de Victor Iturbe el pirulí “miénteme”, su contenido y mensaje es más vigente que nunca en éstos últimos años.
“Voy viviendo ya de tus mentiras sé que tu cariño no, no es sincero sé que mientes al besar y mientes al decir te quiero me conformo porque se, que pago mi maldad de ayer”.
No es fácil imaginar y descifrar el código moral de los personajes políticos que astutamente dicen lo que saben que los ciudadanos llamados “pueblo bueno” quieren escuchar. Y dicen las cosas con una seguridad que hasta ellos mismos parecieran convencidos de lo que dicen, cuando perfectamente saben que están mintiendo.
Hacen del juego de mentiras un escenario tan “real” que hasta los propios paleros queden convencidos de la veracidad de sus mentiras.
Desafortunadamente no hay nada que les impida hacerlo, porque las reglas del juego lo permiten, la misma sociedad se ciega voluntariamente y no dice nada aun cuando existen fuertes evidencias de hechos absurdos que no encajan en el razonamiento básico.
El negro historial de muchos, que debiera ser motivo de descalificación, queda ignorado y ahora sólo cuentan las campañas de mentiras como si el premio buscado fuera precisamente ser “el mentiroso del año”.
“Siempre fui llevado por la mala, es por eso que, que te quiero tanto. Mas iras a mi vivir la dicha con tu amor fingido, miénteme una eternidad, que me hace tu maldad, feliz”.
Y aun cuando haya audios, fotos y videos como evidencia de la comisión de actos ilícitos, con sólo decir que son “politiquerías” o afirmar que son mentiras de los adversarios que están moralmente derrotados, para que caiga sobre los delitos un manto que los santifica.
El pueblo bueno siempre cree lo que le dicen y hasta aplaude, pensando que “ahora sí pudiera ser que todo lo que le dicen sea verdad”.
Pero la realidad es que el pueblo se sigue hundiendo en la miseria y la inseguridad sigue creciendo, mientras que los funcionarios instalados en el gobierno simulan, hacen lo que pueden o lo que les conviene para alcanzar sus propios objetivos. El pueblo no importa, sólo importan ellos, sus grupos y su partido.
Los ciudadanos que acudirán a las urnas el próximo proceso electoral, irán con hambre o con coraje y deseos de venganza, como sucedió en el pasado proceso, donde muchos que deseaban el cambio y pelearon por él, cuando lo consiguieron vía su voto, al llegar los nuevos fueron desplazados y arrojados al desempleo.
“Y qué más da, la vida es una mentira. Miénteme más, que me hace tu maldad feliz”.
Es parte de una historia que se repite y se repite interminablemente. Porka Miseria.