Pbro. Juan Beristain de los Santos
El pueblo mexicano necesita, en un clima constante de diálogo y respecto a los derechos y obligaciones que brotan de la naturaleza humana, un proyecto al servicio de México. Cualquier proyecto que se proponga debe tener de sobremanera el servicio de la persona, de las familias, de sus valores y de su historia. Para lograr un proyecto con estas exigencias es necesaria la participación de todos. Un proyecto sin estas cuatros exigencias estaría destinado al fracaso, pero, sobre todo, llevaría a los mexicanos a la cruel desorientación moral, espiritual y social. Un elemento necesario para conseguir un proyecto vital para los mexicanos requiere, especialmente de los creyentes, de la oración confiada y comprometida ante Dios. Con y mediante la oración Dios puede sanar y configurar el corazón de los
creyentes para vivir la caridad y buscar a toda costa la paz y la justicia como condición indispensable para una vida digna.
Para los cristianos la oración es una necesidad prioritaria. Sin la oración toda participación en todo proyecto jamás conseguirá alcanzar las condiciones básicas para que todos puedan vivir con dignidad y lograr su realización y vocación trascendente. A la actitud orante de todos los cristianos se debe añadir el respeto y la garantía del estado de derecho y la justicia. El respeto de todos por la ley es una obligación de todos, sin excepción de nadie. Es pertinente recordar, en relación al respeto de la ley, lo que obispos mexicanos nos señalan, en su carta pastoral Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos: “La autoridad pública es, ante todo, una autoridad moral, y, aunque constituida legítimamente, necesita validarse mediante el servicio a la sociedad, velando por la observación del derecho y la justicia” (Número 265). La oración de todos los cristianos y el respeto de ley de parte de
todos, sin excepción alguna, es un camino inicial y fecundo del desarrollo de nuestra nación mexicana.
Orar y trabajar por tener procedimientos legales pertinentes que garanticen el derecho de los padres a la educación de sus hijos es lo mejor que podemos hacer para que se inicie un proyecto de verdadera esperanza y desarrollo para los mexicanos. Ninguna condición básica para el desarrollo integral dará esperanza y certeza de desarrollo si no participamos todos con responsabilidad y entrega generosa para vivir con dignidad. Aprovechemos la oración y vivamos el respeto por la ley para ayudar a México a salir de su principales problemáticas.