Caciques y líderes; triunfos y derrotas
Salvador Muñoz
Se les ubica como Caciques, si se trata de denostarlos; se les ubica como Líderes regionales, si se trata de ponderarlos. Lo cierto es que este proceso electoral vino todavía a poner a muchos en su lugar para dar paso a un proceso natural en la vida política de localidades, municipios o regiones: quitar a unos para poner a otros.
Si bien AMLO no apareció en las boletas, habrá que tomar en cuenta que de cierto modo su imagen, su palabra, su influencia, quedaron latentes en los varios sistemas de propagación que usa que van desde las Mañaneras, los Siervos de la Nación, su periódico Regeneración y aseguro que la campaña de vacunación igual funcionó como método de propaganda con todo y la crisis que significó la pandemia.
(Acá me detengo un momento para explicar este último punto:
El Covid 19 generó miedo en toda la población, no sólo por lo devastador que se veía en nuestro país y si bien, se criticó mucho el papel que el mismo Presidente y el subsecretario de Salud desempeñaron en esta crisis por cualquiera de los ángulos que se le quiera ver, la campaña de vacunación vino a sacarlo de la crisis. La decisión de vacunar primero a su bastión más poderoso, se quiera creer o no, permeó más allá del sector de la Tercera Edad. ¿Recuerda con qué orgullo muchos hijos y nietos subían fotos de sus cabecitas blancas siendo vacunados y agradeciendo al Creador porque ya estaban a salvo?)
Agreguemos algo igual de relevante en la vida cotidiana de los veracruzanos (para no alejarnos del provincianismo enriquecedor): ¿cuántos son parte del padrón de beneficiarios de los programas sociales que reparte el Gobierno federal? ¿A cuántos se les inoculó la idea de que si ganaba el PRIAN, los programas sociales desaparecerían?
¡Cómo sea! El asunto era ganar, como quien dice, el que tiene más saliva, traga más pinole…
Así, cacicazgos como el que se estaba conformando en Coatepec con Everardo Soto Matla, cayó; como el de Pepe de la Torre en Martínez de la Torre, cayó; como el de Víctor Serralde con Sedas Castro, cayó; el de Tito Delfín en Tierra Blanca y Medellín, cayó; el de los García Guzmán con sus hijos en Pánuco, cayó; el de los Mancha en Tuxpan, cayó; y de allí p’al real, los micro-cacicazgos como en San Andrés Tlalnelhuayocan, Teocelo, Xico, Ayahualulco, etcétera…
Mención aparte merecen los otros, los caciques, los líderes, aquellos políticos que de un modo u otro mantienen, ya no tan fácil, ya no tan sencillo, el control de su municipio, región o zona… hasta este momento.
Allí están Pepe Yunes Zorrilla, quien regresa por sus fueros tras la derrota sufrida en el 2018 aun cuando muchos creyeron que volvería a caer.
Dos personajes a resaltar son Cirilo y Ponciano Vázquez en la región de Cosoleacaque. El primero, alcalde en funciones; el segundo, electo. Tanto el peroteño como los Vázquez, apreciados, queridos, con más positivos que negativos en su trayectoria política.
Juan Manuel Diez Francos es quizás el cacicazgo más fresco y reciente que se tenga en la entidad y que ha hecho de su liderazgo, realidades. Si bien, pierde con Igor Rojí un puesto en San Lázaro, tiene mucho tiempo por delante para reconformar su equipo…
Mismo caso para Joaquín Guzmán Avilés, quien pelea con uñas y dientes en esta tarde lluviosa de domingo, el triunfo de su pariente en la presidencia municipal de su Tantoyuca y con una curul perdida.
El otro cacicazgo o liderazgo regional es el de los Yunes, que este sábado se alzaron con la victoria en el Puerto con Paty Lobeira aunque Morena en la zona conurbada logra dos curules: una en San Lázaro; otra, en el Palacio de Encanto.
Tras las elecciones, estos caciques o líderes que ganaron así como los que perdieron, han de enfrentar a un nuevo poder en esta nueva etapa de gobernanza: el Cacique AMLO, en la versión más primitiva del término, por la forma en que en estos casi tres años de gobierno nos lo ha demostrado.