De Adán Augusto a Bola 8
Salvador Muñoz
De florero a cirujano. Así se podría calificar el trabajo que al menos para Morena, hizo el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández después de que sentara en una mesa a Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal en aras de dialogar, concertar y acordar una tregua, un receso, o en su caso, limar asperezas u olvidar diferencias, sin que ello signifique cesión de alguna de las partes. Es claro que tanto la jefa de la Ciudad de México como el Senador tienen un objetivo en mente: la candidatura de su partido al 2024 para suceder a AMLO.
La intervención del avecindado en Bucareli para de golpe una pugna de dimes y diretes que lejos de abonar a reforzar una precandidatura, mina al partido y a la vez, da a la oposición leña verde para aventar a lo que hasta ahora era una hoguera de vanidades, de egos.
Tampoco se debe de pasar por alto que una de las principales figuras que genera este enfrentamiento entre “hermanos morenos”, es el Pejedente quien con intención o sin ella, inclinó públicamente, en una o dos ocasiones la balanza a favor de Sheinbaum.
El horno no está para bollos, y eso lo sabe Adán Augusto, sobre todo cuando en San Lázaro como en el Senado, hay un conato de rebelión… y si bien, en términos prácticos “ése no es su perro”, no deja de hacer ruido y ha de esperar que los encargados de estas cámaras atiendan y sobre todo, resuelvan.
Es más, el trabajo de Adán Augusto debería de replicarse al menos en Veracruz donde el secretario de Gobierno, Eric “Bola 8” Cisneros Burgos, lejos de hacer política, genera más grilla.
Para nadie de los críticos del Gobierno en el Poder como a la vez, al interior del Palacio de Enríquez, es ajeno que el secretario de Gobierno ha conformado un poder paralelo al de su Gobernador, así que lejos de atender la política del Estado, se ha encargado de pulverizarla ejerciendo su autoritarismo (que no autoridad) tanto en poderes como organismos autónomos.
Desde allí, se trata de minar a los potenciales “rivales” de a quien realmente sirve que no es Cuitláhuac García Jiménez, sino de todos es sabido que es Rocío Nahle.
Por supuesto, no todo es responsabilidad de Bola 8… él sólo aprovecha la circunstancia de trabajar al lado de un hombre débil, carente de oficio político, que se mueve más por sus entrañas que por su “cognitividad” (dixit Beatriz Gutiérrez Müller). Así que mientras Cuitláhuac “pajarea” tomándose selfies cual chamaco, Bola 8 hace lo que se tiene que hacer cuando se tiene el poder (y más si se lo dejan): ejercerlo como mejor le plazca, aunque ausente del ejercicio político.
Volviendo al inicio, el papel de Cirujano para esa Operación Cicatriz que hizo Adán Augusto con Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal debe ser tomada con la seriedad que lo amerita en los otros grupos al interior de Morena… porque aparentemente hubo guante blanco en el intermediario, pero eso no exime que un manotazo sobre el “escrotorio” haya despejado las ínfulas de los involucrados para dejar en claro que primero está AMLO, después AMLO y al último AMLO, si es que quieren llegar al 2024…
Por supuesto, en Veracruz estamos lejos de que Bola 8 se acerque un poquito al trabajo de cirujano de Adán Augusto, o que sea tantito político, y sobre todo, se convierta en el fiel de la balanza que beneficie a su gobernador y no a su Reina del Sur.