Mariana Rodríguez Cantú
Salvador Muñoz
Mariana Rodríguez Cantú es un fenómeno para algunos y para otros, el mejor ejemplo del marketing político de nuestros días envuelto en redes sociales, imagen y video.
Es a tal grado su relevancia que hay quienes la consideran la hacedora de Samuel García, gobernador de Nuevo León. Con ella ocurre lo contrario a la política machista que aún se enmarca en títulos de propiedad en las mujeres: Mariana no es “la esposa de Samuel García” sino todo lo contrario, el gobernador pasa a ser “el esposo de Mariana Rodríguez Cantú” difuminando hasta cierto punto su nombre… si la gente ve a Samuel, Mariana es la referencia.
En este mes, dos hechos marcan la importancia de Mariana en torno al Gobernador de Nuevo León:
El primero, cuando aparece disfrazada en el Palacio de Gobierno como la Cenicienta. Sencillez, humildad, pero perseverante, bien intencionada, trabajadora y positiva… ésos son los atributos del personaje y los que de un modo u otro, con intención o sin ella, Mariana Rodríguez Cantú refleja al colectivo del norte y si me apuran, hasta nacional… ¿Cuántas regias no estarán ya pensando en vestirse de Cenicienta para su próxima fiesta de disfraces de esta temporada? Aún mejor: ¿Cuántas mujeres no refuerzan el sueño con la imagen de Mariana para encontrar a su Príncipe Azul?
El segundo episodio lo da hace algunos días cuando dona su cabello a un niño que está bajo tratamiento de quimioterapia. Comentarios a favor y en contra. Marketing, populista, oportunista; bondadosa, bienhechora… ¡los comentarios que usted quiera! Pero obliga a voltear a verla, a hablar de ella, a ser el tema de conversación en cafés, en reuniones, en política, en la casa, en la oficina, en las noticias… en las redes sociales.
Mariana Rodríguez simplemente hace lo que otras no… se acerca a la gente, participa con la gente, se ríe con la gente, platica con la gente, pero sobre todo, es próxima, empática, solidaria con un sector que al menos este Gobierno federal y sus enramados, han sido distantes, indiferentes y apáticos: los niños con cáncer.
Pueden decir que es populista, que es para los “Likes” (para la foto, dijeran en los viejos tiempos), pero algo es seguro: tendrá todas las aristas que los ofendidos quieran poner, pero hay una particularidad que su acción la hace única: pone el ejemplo.
Pone el ejemplo de estar cerca de quienes necesitan no sólo medicinas o ayuda económica… sino apoyo moral.
Pone el ejemplo a cualquier otro político o política de lo que es hacer y ser política, con elegancia, con tacto, con humanidad, con sencillez…
Y lo más importante: Pone el ejemplo a la sociedad en general de cuánto se puede hacer si en verdad se quiere hacer.
Hay quienes la comparan con Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto y con sus comentarios, los ponen (en plural) en la antesala de la pugna por la Silla Presidencial en 2024…
Hay quienes la comparan con Lady Di, quizás por ese carisma mezclado con elegancia combinados con la frescura juvenil que irradia Mariana.
Aunque si habláramos de comparaciones, me recuerda más a Margaery Tyrell, personaje de la serie de televisión Juego de Tronos, quien en algunos episodios, siendo la prometida del Rey Joffrey Baratheon, hace caridad, visita orfanatos, da comida a los pobres pero el crédito siempre lo cede al Rey, quedándose ella con el cariño del Pueblo.
Como sea, Mariana Rodríguez Cantú es un personaje que ocupa ese vacío que guste o no, demanda una sociedad: una persona con poder (político y en los nuevos mass media) al que se pueden acercar y los pueda escuchar… si hablamos de Mujeres Empoderadas, Mariana debe estar en el número 1…