MI GALLO
Por Akiles Boy*
El atardecer y la soledad me devuelven las ganas de regresar a la mesa de la computadora, escribir otro texto para los pocos lectores que se asoman a ver mis historias y me hacen pensar que las narraciones agitan algunas conciencias o tan siquiera mueven a uno que otro a la reflexión, esa es la canija idea de los que se atreven a exponer públicamente sus ideas, en estos tiempos, donde es común ver en la realidad y en la ficción imágenes de agresión y violencia en distintas formas.
En esta semana que pasó, se agotó la polémica que provocó la posición del Presidente de México y otros Países Latinoamericanos, de no asistir a La IX Cumbre de Las Américas, efectuada en Los Ángeles, California, EU, por el motivo de haber excluido a algunas naciones con gobiernos etiquetados como totalitarios o antidemocráticos. Después del revuelo causado, y habiendo aprovechado la oposición el suceso para continuar con el estéril golpeteo político, el asunto no escaló, y al parecer no habrá consecuencias funestas para el País El Canciller mexicano acudió en representación y cumplió su encargo. Analistas sensatos habían adelantado ese lógico desenlace. Estados Unidos y México tienen un matrimonio complicado y con una larga historia de acuerdos y divergencias, pero obligados a estar unidos por la geografía y los intereses.
El asunto se puede observar desde varias perspectivas, una de éstas, es que no se puede negar al anfitrión su derecho a elegir a los invitados, que no significa rechazar a ninguno del grupo, pero quiere evitarse un mal rato. Otra, es aplicar una estrategia de segregación, evidente o simulada, por cuestiones ideológicas o con regímenes de gobierno que no son afines. Pero otra más, es que persista una práctica de menosprecio o hasta clasismo y racismo contra los pueblos latinos del continente.
Significa que los estadounidenses vecinos del Norte, inmigrantes que llegaron a colonizar ese territorio, están más acostumbrados a ver a los países latinos únicamente como fuerza de trabajo y fuente de recursos naturales, y ahora como hordas de invasores que pretenden desestabilizar esa Nación. Tampoco se olvidan de la Doctrina Monroe de 1823 “América para los Americanos” y eso sustenta y alienta sus acciones injerencistas, de control político y económico, y hasta de intervencionismo. Hay muchas historias verdaderas al respecto.
A estas alturas de la evolución, llama la atención que en el País autoproclamado paladín de la libertad y la democracia, se mantengan vivas las raíces del clasismo y racismo más conservador. Los afroamericanos y especialmente los latinos lo sufren cotidianamente. En ese sentido se equivocan los norteamericanos, la teoría de las razas puras y superiores hace tiempo fue sepultada, y los latinos representan un grupo racial fuerte y virtuoso como cualquiera.
Y en defensa de esa fortaleza de la cultura latina, les pongo de muestra la historia de la película “El Gallo de Oro” (1964), una joya del cine mexicano y latinoamericano, dirigida por Roberto Gavaldón, se basó en un texto original de Juan Rulfo, con adaptación de Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y el Director del filme. Fue protagonizada por Ignacio López Tarso, Lucha Villa y Narciso Busquets. La cinta, resulta una acabada muestra de la identidad latina, en donde destacan la fuerza de los personajes, la música, los paisajes, la exposición de sus tradiciones y los diálogos. La película fue clasificada dentro del género del drama rural. Es un guión extraordinario escrito por iconos de la literatura universal, con un categórico mensaje al mundo sobre el Poder Latino, aunque algunos quieran no percibirlo. Hasta la Próxima.
Junio 15 de 2022
*Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.