Por Roberto López Barradas
Para los chicos de escuela primaria, secundaria y preescolar, están por terminar las vacaciones, un periodo de descanso de un poco más de un mes, en el cual ellos pueden tener mucho tiempo libre para hacer muchas cosas; éste lapso, en algunos casos se conjuga con el periodo vacacional de los padres. Es un tiempo ideal para pasarla en familia, con muchas actividades recreativas, en donde vale más la imaginación y la creatividad para dedicar esos momentos para formar y consolidar el vínculo de los padres e hijos.
Quiero ser muy enfático en este punto, ya que el tiempo, es uno de los jueces más severos, cuando al paso de los años, quienes somos padres, desperdiciamos mucho tiempo ocupados en otros asuntos en lugar de dedicarlo a nuestros hijos. Ya en ocasiones anteriores he hablado acerca del tiempo de calidad con los hijos, y he confesado que soy un padre, que vive con remordimientos, cargos de conciencia y mucho pesar por pasar demasiado tiempo fuera de casa en el trabajo, pero en estas vacaciones, confirmé que nada puede suplir el tiempo que podamos dedicar a nuestro pequeños o ya no tan pequeños, que siempre será invaluable el mayor tiempo posible que podamos compartir con ellos.
Hace unos días recibí una invitación de mi buen amigo el Profr. Sergio Vera y su respetable esposa, para impartir un curso-taller de “Atención al Público y Actitud de Servicio” dirigido el personal docente y administrativo de la prestigiada Escuela Industrial “Concepción Quirós Pérez” (escuela donde por cierto estudiaron mi madre Iris y su hermana, mi queridísima tía Maricela, Barradas), y dentro de los temas que comparto, hacemos ésta reflexión, de que las cosas que son verdaderamente valiosas, no se pueden comprar, como: la familia, el amor, la paz, la fe.
Hay una frase anónima que encontré en las redes sociales, que me llevó a hacer éste artículo, aquí se la comparto “El mejor regalo que puedes darle a alguien hoy, es tu tiempo; dedícalo a quien lo merece y disfrútalo con quién más quieres”, déjeme decirle que ésta frase se estuvo repitiendo en mi mente por días, como un rhema, una sentencia, una declaración, llegando a la conclusión de que por más caro que pudiera ser un obsequio, no podrá sustituir al tiempo perdido mientras nuestros hijos crecieron, como dicen las abuelas, el tiempo no regresa nada.
Pero yo voy más allá, no es suficiente con pasar un tiempo con nuestros seres amados, porque esto aplica para la pareja, los padres, abuelos, amigos, etc., hay que decirles cuanto los queremos, cuanto disfrutamos de su compañía, nunca debemos dar por sentado que las personas saben que los amamos, nunca dejes pasar la oportunidad de decir un te quiero, te amo. Abraza a quienes ames, olvida el trabajo y las múltiples ocupaciones que puedas tener por un momento, para estar con quienes más necesitan de pasar tiempo contigo; te aseguro que no olvidarán jamás, que lo atesorarán como una joya preciada, y a ti, te llenará el corazón de gozo y alimentará tu alma.