Pienso, Luego Escribo

PIENSO, LUEGO ESCRIBO

CONFIGURANDO UN RETRATO

Por Akiles Boy*

Cuando ya no estés entre los vivos, solo los recuerdos serán testigos mudos de tu paso por este mundo, mientras andarás en las sombras, recorriendo los caminos en los que quedaron marcadas las huellas de tus pies, en esa larga peregrinación que fue tu vida. Fue a fines de Noviembre, un día antes del cumpleaños de tu padre, cuando abriste los ojos y descubrías un espacio lleno de luz, pero frío e incierto. El desembarco, hizo olvidar los meses que pasaste  refugiado en las cálidas aguas del vientre materno, iniciabas la gran y azarosa aventura de la vida terrenal.

Dueño de virtudes y defectos, fueron fieles acompañantes que te hicieron fuerte y débil a la vez. Una regular inteligencia y  mejor memoria aligeraron la carga escolar, pero en la vida no evitaron tropiezos y caídas con sabor a fracasos y dolorosas derrotas. Sin embargo, siempre el optimismo y perseverancia fueron los brazos que alzaron tu cuerpo a la superficie. En la nostalgia quedó el recuerdo de que en la primaria, los profesores te enfundaron el vestuario de Benito Juárez, con el vaticinio de que serias un héroe o al menos Presidente del País.

Con sueños grandes e insignificantes, desde pequeño, emprendiste la  importante campaña de conquista del mundo circundante y aún más, el futuro. Abrazaste la música y el baile, como si estuvieras poseído por un espíritu del pasado, amante de esas artes, el gozo que sentías sentado en los stands de la feria casi todas la noches, delataban ese gusto. Curiosamente en la siguiente generación hubo un bailarín, como una compensación celestial.

Por inducción, te aficionaste a la competencia, cumpliste con honestidad, y en ese juego aprenderías a ganar y perder con la dignidad de un buen competidor. Preparado en el campo y las aulas, el destino no secundo tus aspiraciones. “El Hombre propone y Dios dispone”.

Destino, fatalidad, suerte, la vida lleva por caminos insospechados, impredecibles, sin escape alguno, te reinventaste de acuerdo con las circunstancias y los genes heredados. En tu caso, las explosiones ocurridas en la década de los treintas, te detuvieron abruptamente y obligaron a ir más despacio, con más cautela, con miedo, con precaución. Tu vida entró a otra dimensión espacial y temporal, de repliegue, de arrinconar las armas de lucha, de esperar mejores tiempos, de recuperar fuerzas, de volar en otros aires, de modificar el rumbo. La comunicación y las letras casi lo consiguen, apaciguar los impulsos que movían tu cerebro y el corazón.

Viviste en eterno conflicto con el narcisismo, también te llevó mucho tiempo aprender a dominar la vanidad que apuntala la autoestima. Preferiste apaciguar la soberbia para estar en paz contigo y los demás. Al final,  elegiste la vida sencilla, sin exponerte a ambientes y seres tóxicos que contaminan y desestabilizan el alma y las emociones. Estas convencido y renunciaste a convencer a otros, cada quien vive y sufre su circunstancia, la madurez llega o no llega nunca, pero la muerte se hace presente cuando menos lo esperas, eso sí es seguro. Por eso tu posición irrenunciable de perseverar en la fraternidad y el bien común, como la fórmula mágica para una mejor vida. Hasta la próxima

*Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.

*Miembro de la Red de Escritores por el Arte y la Literatura, A.C.

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