Luis Ángel Andrade Córdova*
*Escritor e investigador independiente. Licenciado en estudios políticos y maestro en ciencia política y sociología comparativas por el Instituto de Estudios Políticos de Burdeos, Francia. Certificado en lengua rusa e historia por la Universidad Rusa de los Pueblos, en Moscú. Diplomados en teología y en cristología por la Universidad Pontificia de México. Estudiante de la licenciatura en psicología en el Instituto Galo y de la maestría en teología y acción pastoral en la Universidad Anáhuac México. luisandrade90@gmail.com»
En un artículo académico titulado “El trumpismo y la dialéctica de la razón neoliberal”, David Lebow nos ayuda a comprender los signos de nuestro atribulado tiempo, en lo que a política y a economía se refiere. El autor nos dice que los totalitarismos europeos del siglo XX (Hitler, Stalin, principalmente) fueron el resultado natural de una historia movida por lo que se conoce como “razón instrumental”.
El concepto de razón instrumental fue acuñado por la “Escuela de Frankfurt”, denominación que historiadores y académicos le dan a una corriente de pensamiento filosófico desarrollada principalmente en Alemania durante el periodo de entreguerras (1919-1939). La Escuela de Frankfurt tiene como sus principales representantes, en su primera ola, a Max Horkheimer, Theodor Adorno, Herbert Marcuse y Walter Benjamin. Los dos primeros escriben, en plena guerra mundial (1944), un libro titulado “La dialéctica de la Razón”, el cual se conoce como “dialéctica de la Ilustración” en castellano.
La dialéctica de la Ilustración, en un sentido histórico y político, nos dice que a partir del inicio de la modernidad (Caída de Constantinopla, Descubrimiento de América), se desarrolla una razón instrumental, capitalista, que cuantifica la realidad y genera riquezas desmedidas, promoviendo la desigualdad. El desconocimiento de la humanidad del otro, del trabajador, es una de las condiciones para la expansión desmedida del capital y de los capitalistas, que si bien aumentan la realidad material, afectan la constitución espiritual de los seres humanos.
El argumento más importante del libro escrito por Horkheimer y Adorno, más que una crítica al capital, es una crítica a la desaparición de una razón que aspira a la trascendencia, típica del periodo medieval. No se trata de una apología del viejo régimen nacional-catolicista, sino de una profunda crítica filosófica de los fundamentos ideales de un tiempo (la modernidad) que, con la posmodernidad reventada, se aleja peligrosamente de nosotros.
La razón instrumental, herencia de la modernidad, provoca la guerra nuclear y el cambio de época. La razón neoliberal, tal como la concibe Lebow, es el resultado de la época de transición conocida como los “treinta años gloriosos” del capitalismo industrial fordista de posguerra, en donde los salarios suben en estrecha correlación con la productividad. Las reformas económicas de los años setenta del siglo pasado reflejaron el agotamiento del sistema de excepción de un capitalismo industrial basado en una plusvalía interna equitativamente distribuida por un Estado de bienestar, así como en las asimetrías tecnológicas entre el centro y la periferia de lo que Immanuel Wallerstein concibe como el “sistema-mundo capitalista”.
Ante la imposibilidad de una tasa de retorno sostenida y la amenaza creciente de una inflación incontrolable, las élites económicas deciden “liberalizar” las finanzas a nivel global. Mueven sus capitales del centro a la periferia buscando mejores rendimientos y dejando de lado la preocupación industrial, en beneficio de una lógica financierista que llevó a la guerra de capitales y que se manifestó de manera sistémica durante la crisis de los subprimes de 2008.
Aunado a la cuestión económica y financiera, los cambios tecnológicos como el desarrollo del internet y de las redes sociales han producido, en palabras de Lebow, una generación de consumidores pseudo-individuales que viven en las “hiperrealidades” (Jean Braudillard) que les da la gana y que participan en pseudo-actividades digitales. La crisis económica y las ignorantes discusiones al respecto en Facebook han incrementado la hostilidad a alternativas racionales de solución, animadversión que refleja el disonante y ramplón esquema de mundo de los hombres-masa adictos a sus teléfonos, los cuales han llevado al poder, en Estados Unidos, a un capitalista ignorante llamado Donald Trump.
Como vemos, la razón neoliberal, desarrollada a partir de los mandatos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, ha provocado la guerra financiera y la llegada de líderes populistas que basan su poder en el enojo producido por las fallas del sistema económico de la globalización neoliberal, tanto en el centro como en la periferia, en un proceso de “des-democratización” del Estado y de disfunción política aguda, combinado, según Lebow, con una mentalidad consumidora aversa al compromiso de las masas enajenadas, que han cambiado la politización consciente por un populismo revanchista y sadomasoquista.
El proceso político se ha vuelto una agregación de comportamientos irresponsables, que tienen en común una insatisfacción condescendiente, ignorante y perezosa con el orden establecido. Los individuos postmodernos, producto de la dialéctica histórica de la razón neoliberal, son mentalmente y políticamente incapaces, y han generado una narrativa simplista, dualista, entre los tecnócratas y los populistas. Para ellos, cualquier propuesta racional que tome en cuenta con un mínimo de seriedad intelectual y procedimental el actual estado de cosas es sinónimo de perversión de las mafias neoliberales, y cualquier reivindicación que apele al conjunto de la sociedad es vista con frustración, envidia y cerrazón, pues tanto unos como otros piensan que el sistema está podrido, e ignoran que ellos forman parte del mismo.
El resultado histórico de la dialéctica de la razón neoliberal es, según David Lebow, la derrota autoinfligida de la misma libertad individual, agazapada ante la pérdida de privilegios. En el caso del trumpismo, podemos observar que los fundamentos ocultos del sistema económico de la globalización neoliberal regresan, como boomerang, al epicentro de poder: Europa Occidental y Estados Unidos de América. Surgen líderes autoritarios, simplistas, que manipulan la narrativa pero que se apoyan en las herramientas que ha producido la misma razón neoliberal. Para Lebow, el autoritarismo neoliberal, tanto de derecha como de izquierda, es fascismo invertido, y la presidencia de Donald Trump es más un efecto que una causa. Trump no es el primero de una transformación antineoliberal en Estados Unidos, sino uno de los últimos representantes de un proceso histórico que allá, y en China, nos acerca cada día más al abismo sociopolítico.