El regreso del Zorro
Salvador Muñoz
–Yo a ti te conozco– le dijo –Tú eras cantinero en La Casa de Amparo, allá en Cordoba. José Sosa Ortiz se sorprendió y asintió, ¡era cierto! La relación de José con Veracruz es muy estrecha y no sólo porque se haya ido a casar a Catemaco, sino porque esa plática con la que inicia este texto, se da en la Ciudad de México con un veracruzano que competía en Valores Bacardí, allá por 1981.
Estoy desayunando unas setas a la mexicana en Isla Camarón, y si por sí están riquísimas, el Zorro Bohemio les da todavía el toque especial escuchando sus anécdotas.
Es seguro que muchos conozcan al Zorro Bohemio, pero a quienes no, hablo de Jesús Moreno Frías, aquel diputado del PAN que durante la primera sesión en LVII o LVIII, el dato se me escapa, se le plantó en Tribuna al Maestro Pericles Namorado Urrutia, cuando éste se refirió como minoría a la bancada panista y le dio tres puntos a su calificación:
1.- No hay minorías porque cualitativamente, son iguales.
2.- La historia de México habla de pesos y contrapesos necesarios para la democracia.
3.- Le pidió que subiera a Tribuna a rectificar su posición…
¡Por supuesto! El Maestro Pericles regresó, y con el talante que le caracterizó, precisó y remató: “Tienes aquí a un adversario” que realmente se convirtió al paso del tiempo, en amigo.
Coincidimos en Isla Camarón, allá en Plaza San José… bueno, ya le llevaba delantera con un Shot de Jengibre (insisto: deliciosamente adictivo) pero nos empatamos con un café negro acompañados de don Miguel Cabrera Gordillo y Monserrat Molina, que se perdió de la charla porque el deber la llamaba.
Moreno Frías dice que está de regreso… tan de vuelta que dice que ya tuvo una confrontación con un diputado quien queriendo hacerse el gracioso, le quiso cerrar el acceso al pleno pero lo paró en seco con un “Si usted no respeta la asamblea, ¡respéteme a mí!” ¡y santo remedio! ¿Adivina qué diputado fue?
Mientras me tomo mi licuado de Maca (ya saben, el de la raíz afrodisiaca), estoy en la disyuntiva entre pedir un Pambazo San Cristóbal (betabel, jícama y zanahoria rayada con los clásicos frijolitos) o unos huevos benedictinos… para variar, me sugiere don Miguel un coctel pero no de camarón, sino de coco y durazno…
Moreno Frías me muestra un video de la noche anterior… estaba en Isla Camarón, pero en el horario vespertino, y que se encontró a un saxofonista y ambos interpretaron “A mi manera”… uno con el instrumento; Jesús, con la voz… ¡hey! ¡canta bien! Para ese momento, Moreno Frías ya pidió sus huevitos con un toque de albur… y me doy el lujo de que a capella, cante “Mi corazón es un gitano”…
Las anécdotas son varias, que van desde la Facultad de Letras, donde no coincidimos, pero da pie a que salgan a la luz dos películas que exhibió a algunos alumnos: El Nombre de la Rosa y El Exorcista… ah, se me olvidó decirles que Jesús fue seminarista y aunque concluyó sus estudios, jamás ofició, pero eso no fue impedimento para que gozara de la amistad de Sergio Obeso Rivera, quien le pidió que le contara un chiste colorado… esa anécdota me la reservo para mejor ocasión… otro de sus amigos fue el padre Martín del Campo, el exorcista, y nos contó que le tocó ser testigo de un caso de posesión diabólica en San Rafael, una comunidad entre Cardel y Chachalacas… justo en ese momento, saboreo mi coctel de coco con durazno… dice que era una joven de 16 años. Él estaba acompañado por dos escépticos amigos suyos que no creían en las manifestaciones del mal, pero en cuanto la posesa empezó a describir su vida, cambiaron su forma de ver las cosas… Moreno Frías nos da los cinco puntos para que se declare a alguien poseído por un demonio… igual, me los reservo por espacio.
Después de esa plática diabólica, necesito algo fresco… ¡un agua de avena con manzana!
Moreno Frías nos dice que José José estuvo trabajando en Córdoba, él asegura que de cantinero en la Casa de Amparo. El día que lo reconoció, estaba el veracruzano compitiendo en Valores Bacardí y fue que se encontró con José José. Lo descalificaron porque lo consideraron profesional pero aún así, tuvo oportunidad de asistir a un taller con cantantes como el Príncipe de la Canción que le dio un consejo: “Tienes potencial, pero no trates de imitarme”.
En serio, quedan en el tintero cantidad de ricas anécdotas del Zorro Bohemio… espero volver a tener el gusto de coincidir con él en Isla Camarón en mi próxima visita.