Confetti

COMO PAÑO DE LÁGRIMAS

Maricarmen Delfín Delgado

Eres mi refugio, secas mis lágrimas, acaricias mi rostro, en ti mis humedades desaparecen, te aprisiono entre el pecho, eres cómplice de secretos que guardo en mi regazo.

El uso del pañuelo tiene una larga historia que se remonta a la antigüedad. En Grecia y Roma, el pañuelo tenía múltiples usos, se utilizaba para enjugar el sudor de la frente, secar la cara y protegerse del sol, también se empleaba como venda de primeros auxilios y como un bolso improvisado para guardar objetos de valor. Los romanos llamaban a esta prenda «facilia», en plural, ya que se solían llevar más de uno. El pañolón o mantilla ya se usaba en la Antigüedad Clásica atado con cuatro nudos en la cabeza, también se portaba uno anudado en la muñeca y otro atado a la cintura.

Eusebio de Cesarea ó  Eusebius Pamphili, escribió en el siglo IV la obra  Historia Eclesiástica, donde menciona que el “othone” de los griegos servía como servilleta y como pañuelo; Marco Fabio Quintiliano menciona en sus escritos al “candidum sudarium” o pañuelo que protegía del sol y servía para ocultar el rostro, como lo hacía el emperador Nerón en los espectáculos. También tuvo otros usos entre los romanos como para proteger la garganta en climas fríos atado al cuello evitando enfermedades respiratorias. El poeta italiano Valerio Catulo menciona en su trabajo literario que en la sociedad de su tiempo (año 70 a. C. aprox.) era símbolo de mucho aprecio obsequiar un pañuelo, sin embargo, nadie utilizaba lo utilizaba para limpiarse la nariz, ya que en aquella época hacer algún ruido corporal era muy mal visto. El emperador Aureliano impuso el uso del pañuelo cuadrado a los asistentes al circo y al teatro.

En la Edad Media, los pañuelos eran considerados un símbolo externo del amor, pero regalar pañuelos se veía como algo que traía mala suerte, en los tiempos antiguos, el pañuelo tenía un valor simbólico en fiestas y espectáculos. La costumbre de airear los pañuelos para expresar agrado se originó en esa época. Además, servía como distintivo social de las clases elevadas, y aquellos que no tenían pañuelo se conformaban con agitar una parte de su toga.

En la Época Moderna, el pañuelo resurgió durante el Renacimiento italiano, aunque con leyes especiales sobre su uso que lo limitaban exclusivamente a la nobleza. Fue en Venecia donde apareció el pañuelo de bolsillo alrededor de 1540, conocido como «fazzoletto», principalmente era utilizado por las prostitutas. Más tarde se extendió a la Corte francesa de Enrique II. En España, el pañuelo para limpiar la nariz era común en tiempos de Cervantes, y se conocía como «pañizuelos de narices» o «mocadero».

En el siglo XVII, el pañuelo tuvo un uso consagrado en el teatro, donde los actores lo requerían para representar tragedias, sin él, este género dramático se consideraba incompleto. Los pañuelos solían perfumarse para esparcir su fragancia durante su uso, con el tiempo, la funcionalidad y la practicidad se impusieron, y se empezaron a fabricar pañuelos de papel destinados a usos de higiene corporal.

Durante siglos, el pañuelo ha estado sujeto a modas y ha tenido diversos diseños y usos. En la época de Luis XVI, la reina María Antonieta dictaminó que todos los pañuelos fueran cuadrados. A mediados del siglo XIX, llegó a Madrid la moda francesa del pañuelo «à la fleur de Marie», decorado con motivos florales y aves del paraíso, que se consideraba un símbolo de elegancia.

A lo largo de su historia, el pañuelo ha estado rodeado de curiosidades y creencias populares, algunas de ellas incluyen supersticiones relacionadas con la forma de agitar el pañuelo en las despedidas amorosas o hacer nudos en él para encontrar objetos perdidos. También se realizaban ceremonias con pañuelos para adivinar el número de amantes que una persona tendría en su vida. Como símbolo distintivo según su color, blanco de paz, rojo de peligro, como identificación en todo tipo de uniformes.

Se agita para despedir a alguien, para pedir indulto o trofeo en la fiesta taurina, en la guerra como tregua, en España cuando se traslada a un enfermo en un auto se saca por la ventanilla un pañuelo blanco, en los deportes en señal de protesta, es el complemento infaltable en el folclor de muchos países, como aliado entre los enamorados efectuando movimientos sugestivos con ciertos significados. En fin, es y seguirá siendo un accesorio indispensable en nuestra vida, auxiliando en todo momento como reza el antiguo refrán: como nuestro paño de lágrimas.

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