Nora Guerrero
Más respeto para las flores
Coincidentemente ayer se me presentaron dos eventos similares. Por primera vez, junto a mi casa pusieron piedras para apartar lugar a un vehículo. En el poco tiempo que la familia vive allí, nunca lo habían hecho y me preocupé, por la experiencia que los xalapeños hemos vivido con calles inundadas de sillas, rejas de madera y otros objetos apartando lugares para estacionar vehículos. Ahora me cuestioné si realmente estaba dispuesta a incomodar a vecinos tan cercanos, pero decidí que tenía que hacerlo por el bien común y con obligada cortesía.
Toqué el timbre y la vecina me atendió sonriente. Le hice saber mi sorpresa por los objetos apartando el espacio, le conté que años atrás había sucedido esto, lo que me obligó a hablar con el vecino de la tienda que lo inició, porque al siguiente día ya le había imitado otro vecino y pronto se multiplicarían. Le recordé que la calle es de todos, aún la banqueta. Que lejos de ser una acción edificante, limitaba las libertades, provocaba un espectáculo incómodo y desagradable y que el mal ejemplo se extendería rápidamente, que impedía el libre tránsito y que atropellaba el derecho de los demás. Aquel vecino se incomodó pero reflexionó y al otro día ya no puso sus cubetas y otros vecinos, en pocos días, tampoco. Gracias al uso del ‘sentido común´ se restableció el orden y nos hicimos mejores vecinos.
Ahora, la vecina explicó que estaba mudándose y que la camioneta haría viajes sólo por unas horas. Entendí la situación y poco después, el asunto concluyó.
Por la tarde fui a comer con amigas a un restaurante que está a un costado del Hotel Xalapa, busqué estacionamiento y grande fue mi sorpresa cuando alcancé a ver un lugar apartado ¡con unas pequeñas y bellas macetas que contenían flores naturales! La verdad es que me indignó sobremanera la acción, tal vez impensada e irreflexiva.
Y le voy a decir porqué. Así como yo me bajé, las quité y con cuidado las coloqué al lado de una jardinera, poniéndolas a salvo; otro vehículo pudo atropellarlas. Las macetas de cerámica podrían romperse, pero las plantas pudieron quedar aplastadas y muertas. Y eso, no lo merecen las plantas ni los animalitos ni las personas. Y pienso que, en la vida todo se corresponde, que como es lo pequeño es lo grande; como es arriba es abajo y como es afuera es adentro. Y si respetas la vida de las personas, respetas la vida toda y en todas sus manifestaciones…¡Por el respeto a las flores!