• Demanda abastecer de requerimientos físicos, materiales y alimentarios necesarios a escuelas de la zona rarámuri
• Destacó que la región tarahumara es de las que concentra los más altos índices de analfabetismo en el país
La diputada Verónica Juárez Piña exhortó en un punto de acuerdo al titular de la Secretaría de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, y a los titulares del Poder Ejecutivo y de la Secretaría de Educación Pública de Chihuahua, a que otorguen los recursos materiales y humanos necesarios y suficientes a las escuelas rarámuris y se garantice el pleno derecho a la educación de la niñez indígena del país.
Aseguró que debido a las condiciones de desatención gubernamental y de grandes carencias materiales, resulta muy difícil contar con una educación de calidad y el desarrollo integral de la niñez indígena.
La coordinadora perredista en la Cámara de Diputados demandó que se revierta urgentemente esta situación discriminatoria que ahonda la brecha de desigualdad entre la población indígena y el resto del país, pues las autoridades ponen mayor atención a zonas urbanas y poca o nula a comunidades marginadas.
De igual modo, solicitó que se abastezca de los requerimientos físicos, materiales y alimentarios necesarios a las escuelas de la zona rarámuri del estado de Chihuahua con el fin de que las y los maestros, así como niñas y niños, indígenas tengan mejores condiciones para su educación, pues la región tarahumara concentra altos índices de analfabetismo.
La mayoría de los tarahumaras viven en montañas, rancherías o cuevas, alejados de los pueblos y las concentraciones urbanas, por lo que se les dificulta el acceso a la educación debido a que los niños y niñas deben caminar entre cinco y siete horas para asistir a clases.
Urique y Batopilas son los municipios que concentran a la mayor parte de la etnia y donde la población analfabeta supera el 50%. En Urique, el 75% de los menores que van a la escuela son indígenas y muy pocos buscan que su educación vaya más allá de la primaria.
Sus estudios se concentran en el aprendizaje del español (su lengua materna es el rarámuri) para que puedan relacionarse con los chabochis –mestizos- y se acerquen a centros urbanos, principalmente para cumplir con trámites oficiales.
Sin embargo, las niñas y los adultos mayores son quienes padecen más el analfabetismo. De un grupo de 100 alumnos, solo dos tarahumaras buscan alcanzar mayores niveles de educación. La mayoría deja la escuela en cuanto tienen suficiente edad para trabajar en el campo, aseguró la legisladora.
Juarez Piña enfatizó que para facilitar la asistencia académica existen escuelas internado donde los alumnos viven, pero la mayoría de estas reciben apoyos económicos y materiales de diversas asociaciones civiles, mientras que las aportaciones de organismos gubernamentales son mínimas, pues la Secretaría de Educación Pública únicamente los abastece de los libros de texto gratuitos y el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) proporciona algunos alimentos y artículos de aseo que resultan insuficientes.
“No es posible que las y los niños no tengas una maestra o maestro que les enseñe, que deban dormir en el piso del aula sin comer y no tengan condiciones dignas para su educación. Es nuestro deber ayudarlos y otorgarles las condiciones necesarias para darles un mejor futuro”, finalizó la diputada coordinadora.