DESDE LA RECLUSIÓN
Por Akiles Boy *
Esta vez, en principio tuve la idea de abordar empíricamente, el tema de la reclusión forzada que estamos viviendo, sus efectos mentales y emocionales, que requieren de atención inmediata de nuestra parte o de plano, pedir ayuda externa. De reojo miro el calendario y me encuentro escribiendo en la mañana de un día diez de abril. Una fecha emblemática en la Historia Nacional. Se lee en los portales y portadas de los periódicos, “101 Aniversario Luctuoso de Emiliano Zapata”
Se trata, ni más ni menos, que de uno de los Héroes de nuestra Sagrada Historia Oficial, de los Defensores de la Justicia con mayor popularidad en México. “El Caudillo del Sur”, que secundó a Francisco I. Madero, en la lucha revolucionaria iniciada en 1910, la primera Revolución Social del Siglo XX en el mundo, para combatir y derribar la Dictadura Porfiriana. El que después se levanta en armas, en rebelión porque no se habían cumplido los postulados revolucionarios. El de la frase “Tierra y Libertad” que dio significado a la lucha agraria. Sucedió ese pasaje histórico, en una de las peores décadas del México bárbaro, el de las pasiones, ambiciones y traiciones provocadas por la disputa del poder político.
Seis años antes, la traición al “Apóstol de la Democracia”, cometida por el ambicioso Victoriano Huerta, quien conspiró para encarcelar a Madero y al Vicepresidente Pino Suárez, para después ordenar su ejecución. El cobarde asesinato de Zapata, ocurre en 1919, en la ex Hacienda de Chinameca, Morelos. Fue una emboscada que el Coronel Jesús Guajardo, fríamente había planeado por órdenes del General Pablo González, Jefe del Ejército de Operaciones del Sur del Gobierno Federal, que encabezaba el Presidente Venustiano Carranza.
Siguiendo en el ejecutómetro político nacional de personajes de la historia, vendrían otros nombres, Francisco Villa, el ya citado Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, hay otros en esa ominosa lista, hasta llegar a Luis Donaldo Colosio Murrieta, acaecido en el México “Moderno”, cuando el quehacer político, se tendría que ver más cerca de la civilidad, el ejercicio profesional y los valores de la democracia. El homicidio en Lomas Taurinas, Tijuana, BC, en 1994, marca el regreso a los magnicidios, a los crímenes de Estado sin comprobar, pero que así lo sentencia el vox pópuli.
Está claro que en el turbulento ambiente de la política mexicana, están desaparecidos los valores de la ética, el bien común y la lealtad. La mayoría de los actores, se regodean en el paraíso de la inmoralidad. Cínicamente se mueven en ese terreno, que les hace permanecer y estar seguros, se convierten en seres camaleónicos, voraces, desleales, inmorales. Los casos se reproducen y eso revela el nivel de degradación de la política en nuestro País. Apenas hace unos días algunos analistas y otros corifeos nostálgicos, comentaban la Carta dirigida al Presidente por un ex Gobernador de un Estado costero, en la que cuestiona su Plan Económico para la Emergencia, y le pide rectificar, de no hacerlo llevaría a México al mismo infierno. Según dicen, la Carta se hizo viral y fue de gran resonancia en la opinión pública. Solo pregunto, ¿Ese político Veracruzano, que estuvo en prisión una temporada, junto con unos colaboradores, por venganza o por delitos cometidos y no comprobados. Que después crea una fuerza política y se convierte en dueño de esa franquicia, que oferta y negocia con el mejor postor. Que fue de los precursores del saqueo impune de su Entidad, cuya devastación completaron los siguientes gobernadores. Es confiable, goza de credibilidad, tiene calidad moral? Seguiremos en contacto amigos. Primero Dios. Hasta la próxima.
Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.