Rosa María, por Veracruz
Brenda Caballero
“En esta vida lo único que puedes tener como capital es la honradez y el trabajo”, eran las palabras de Higinia Espejo Vega, “mujer fuerte de carácter que nos mantuvo en el huacal”, dice orgullosa Rosa María Hernández Espejo.
Doña Higinia, madre soltera, viuda, que buscaba un mejor futuro para sus tres hijos, dejó su pueblo Comapa cuando Rosa María tenía 6 años. Salió de Huatusco hacia Boca del Río. Allá, su madre con muchos sacrificios, compró un terreno y fueron fundadoras de la colonia Revolución, donde Rosa María vivió su niñez y adolescencia.
Al casarse, Rosa María se fue a vivir a Veracruz, primero en la colonia Floresta y posteriormente en El Coyol. Vive en una casa de interés social, como muchas personas que viven de su trabajo.
Empezó a laborar desde los 11 años combinándolo con los estudios. Recuerda que su primer trabajo fue cuidar a una niña, incluso se cambió al turno vespertino, para poder estar al pendiente de la pequeña. Cuando en Plaza Mocambo abrió una zapatería de la Ciudad de México, pidió una oportunidad para ser empleada allí mientras estudiaba la secundaria; a pesar de ello, siempre tenía el primer lugar en ventas. Su primer sueldo fue de 40 pesos a la semana como nana; en la zapatería empezó a ganar ¡800! Con ello, puso la primera ventana en casa de su mamá. Como no era suficiente el ingreso para su familia, una de sus hermanas junto con su mamá puso un negocio: “Antojitos Los Lagos”, que sigue deleitando todavía en estos días a sus comensales.
Rosa María recuerda que estaba en la Universidad, pero para ayudar a su mamá se cambió de turno. Aún estudio en el último edificio de Arista pues la Facultad cambió su sede a Mocambo. Con sus compañeros acarreó bancas, no había ventanas en los salones y hasta les tocaron baños de arena.
¡Y las buenas noticias llegaron! una maestra les dijo que solicitaban personal en la XEU, el sueño de todo estudiante de Periodismo. Allí conoció a Socorro Aubry, directora en ese entonces, maestra de práctica en la calle de muchas generaciones, una mujer fuerte, que imponía y que además era referente de noticias en toda la zona, y de la Cuenca hasta Campeche.
Estaba en cuarto semestre de su carrera cuando ingresó a trabajar en la XEU… no fue fácil… la bloqueaban… no le daban la agenda… hasta que Socorro intervino con el entonces alcalde Gerardo Poo y hasta consiguió una entrevista con él. Con mucho orgullo recuerda su primera nota publicada que leyó la misma Socorro Aubry: “Esta es una información de la estudiante de comunicación Rosa María Hernández Espejo”. Con esfuerzos consiguió una grabadora cuadrada, y recuerda que casi se sentía Michael Jackson, por el tamaño del aparato que parecía una grabadora de la que se montban al hombro los chavos.
Al renunciar Socorro Aubry a la dirección de la radiodifusora para irse a trabajar como jefa de prensa del Ayuntamiento, recibió una invitación del dueño para ocupar su lugar. Recuerda cuando llegó Hugo Gallardo, Violeta Pacheco, Esaú Valencia y fueron formando equipo por aproximadamente 10 años.
Rosa María confiesa haber sufrido violencia política. Cuando llegó a la regiduría del Puerto de Veracruz, por el PRD, fue por invitación de Socorro; el entonces dirigente Arturo Herviz no veía a Aubry ni a ella con buenos ojos, “porque no era perredista”, y la dejaron abandonada en la campaña a pesar de que Andrés Manuel López Obrador la vino a invitar directamente a participar. Cuando era regidora “ni la palabra me dirigían” pero sí le exigían pagar puntualmente las cuotas, no así a otros miembros del partido, y todo porque ella no era militante, aunque no descarta que su género también tuviera algo que ver.
La violencia política no es cosa del pasado… actualmente algunos altos miembros del partido Morena la ignoran, no la voltean a ver… incluso comenta que quieren tomar decisiones por ella.
“Desde niña me gustaba la política, escuchaba las noticias, incluso desde el pueblo de mamá escuchaba la radio. Estaba pendiente cuando el presidente de la República José López Portillo hablaba”… recuerda el cambio Presidencial y hasta leía atentamente El Diario de Xalapa que en ese tiempo llegaba con una semana de retraso. No podía faltar la revista color sepia La URSS, distribuida en todo el mundo por el partido comunista, la cual leía ávidamente.
Decidió estudiar periodismo porque quiso hacer algo por ella, por su pueblo, por componer el mundo a pesar de que le recomendaban estudiar para maestra, pues como periodista ¡se iba a morir de hambre!
Como regidora, recuerda que incidió mucho para que los veracruzanos vieran el trabajo en la ciudad, por el bienestar de los ciudadanos y no solamente beneficiando a los grupos o familias que integran actualmente la política.
“Tengo un sueño… soy una apasionada de la ciudad de Veracruz, de su historia y me duele mucho verla jodida… Veracruz se ha convertido en un centro histórico fantasma, todo se ha concentrado en Boca del Río a pesar de que el municipio tiene dos mil millones de pesos anuales, es el que tiene el mayor presupuesto a nivel estatal y no se ve por ningún lado. Es necesario que Veracruz vuelva a ver brillar como antes, difícil, pero no imposible”.
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