Tomen su distancia
El lenguaje es un movimiento que se columpia y toma fuerza. Es el vaivén que a través de él se convierte en diálogo. Es una exploración de tierras inhóspitas, un terraplén donde se aterrizan las ideas y se convierten en pensamientos. Es a través del lenguaje que podemos apoyarnos para decir tantas cosas, benévolas o malignas. Creamos desde nuestra perspectiva, desde nuestro estado emocional siempre situándonos en el espacio de un tiempo que convergen en una sociedad que se ha vuelto hostil y problemática.
Las múltiples palabras se conglomeran, ilusionan y crean poesía. pueden mudar de aires y convertirnos en mejores personas. La sana distancia está de moda. Si no fuera por nuestra familia, nuestros seres queridos, nuestras amistades, y aun aquellos que no lo son, estaríamos sumidos en una depresión que nos aniquilaría de manera fulminante. Y son precisamente las palabras las que nos brinda ese aliento de esperanza, ese hálito de fe para proseguir en nuestra evolución a pesar de lo que estamos viviendo.
Las palabras nos habitan, se ocultan y otras salen a escena, comparten y bailan al ritmo de nuestra sonrisa. Nos revelan su significado y dan rienda suelta a diversos mecanismos para que las utilicemos en pro de nuestra vida. La palabra es el sueño, la ignorancia el insomnio que se lleva el descanso.
Se los comparte su amigo de la eterna sonrisa Edgar Landa Hernández.