¿AHORROS EN PELIGRO?
Brenda Caballero
¿Es verdad que me quitarán mis ahorros del banco? ¿Qué pasará con mi dinero si se queda en mi cuenta unos meses y no tengo movimientos?
Muchas dudas, incertidumbre y hasta espanto, ha causado la aprobación de los legisladores en días pasados a la reforma al artículo 61 de la Ley de Instituciones de Crédito que pretende que los recursos (ahorros e intereses generados) abandonados en las instituciones bancarias, sean destinados a la seguridad pública del país.
En primer lugar, el desconocimiento y hasta escuchar la información como teléfono descompuesto ha hecho pensar a más de un ciudadano que si tiene dinero ahorrado en el banco y no lo mueve durante un año, el gobierno se lo confiscará. ¡Error! ¡Si de lo que se trata es de ahorrar para disminuir la inflación en la que estamos!
Ahora bien, la reforma no va contra los recursos de usuarios financieros, es decir de los ahorradores o inversionistas que pueden ir al banco en cualquier momento y reclamar su dinero, sino de aquellos recursos que nadie ha reclamado durante 6 años, tiempo que marca la Ley para su prescripción y que por la misma razón no afecta las garantías constitucionales de los ciudadanos.
Aplica también para aquellos pesitos de saldo que se quedaron en alguna cuenta de ahorro, que el titular no ha usado por desidia en años o porque falleció el titular de la misma.
Entonces ¿puede afectarle la reforma a sus ahorros? La respuesta sería no, mientras viva; pero si usted muere y no designa beneficiarios, o éstos desconocen sus recursos guardados en instituciones bancarias, entonces sí, porque no habría reclamación del dinero.
El espanto en la población hizo que hasta algunos legisladores salieran a decir que esta medida no afectaba a la sociedad en general, sino que estaba también enfocada en cuentas de procedencia ilícita ¡Error también!
Sí afecta a la sociedad, aunque dependiendo el supuesto. Por ejemplo, una familia tiene una cuenta de ahorro, pero tiene un accidente automovilístico y mueren todos sus integrantes. O una persona decide migrar a Estados Unidos, vende sus propiedades para pagar el viaje, le sobra dinero, abre una cuenta bancaria pero muere en el camino o estando del otro lado. ¡Claro! son ejemplos fatales, pero nadie está exento de ellos. Aunque también pudiera darse el caso de alguien que decide ahorrar cierta cantidad de dinero para que esté seguro y no tocarlo en más de seis años.
Pero déjeme comentarle que anterior a esta reforma, esos saldos y recursos no reclamados por años se iban a una llamada cuenta global que maneja cada banco; lo empezaron a hacer desde 1990 para concentrar los pequeños saldos y que no sean absorbidos por las comisiones bancarias y de esta forma conservar su poder adquisitivo.
La diferencia es que anteriormente parte de los recursos de esas cuentas globales se designaban para la beneficencia pública, importe que reportaban los bancos quince días después del 31 de diciembre. Esos recursos se canalizaban para atender la salud de las personas que viven en pobreza extrema, se restaban de la cuenta global y el resto se seguía conservando y volviendo a sumar los recursos abandonados mensualmente.
Ahora, de acuerdo a la reforma, se seguirá dando una parte a la beneficencia, pero el resto prescribirá en favor de la seguridad pública, para combatir la delincuencia. Será el Sistema Nacional de Seguridad Pública quien determine la distribución de los Recursos en los porcentajes siguientes: 50 por ciento a la Federación, 30 por ciento a los estados y 20 por ciento a los municipios.
La propuesta de Morena fue avalada por 483 votos a favor, 0 en contra y una abstención. ¿Por qué? Por una razón muy poderosa: La Comisión Nacional Bancaria y de Valores registró una cuenta global con saldo de 21 mil millones de pesos al mes de agosto de 2022, pero va creciendo alrededor de 200 millones mensualmente. ¡Le pegaron al gordo de la Lotería Bancaria!
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