Nora Guerrero
Las celebraciones del Día Mundial del Medio Ambiente, me han llevado a reflexionar acerca de los días que se han señalado en el calendario para destacar la importancia de los temas ambientales y, diría que, de nuestra supervivencia. He reflexionado sobre temas ambientales como: Día de la Tierra, del Árbol, el día internacional Libre de Bolsas de Plástico, el de la Conservación del Suelo y otros que indican el enorme interés que han despertado en la comunidad mundial y en los gobiernos.
En este afán las Cortes de Castilla-La Mancha, España, establecieron el 17 de julio como el Día del Defensor del Medio Ambiente, con el propósito de homenajear a 11 trabajadores forestales que en el año 1972, perdieron la vida en su lucha contra el fuego, en el ducado de Medinaceli (Guadalajara).
Me pregunto: ¿podríamos, usted y yo convertirnos en defensores de nuestro hábitat? ¿Qué cómo? Cuidando, reflexionando, reduciendo, reciclando y reutilizando los recursos renovables y no renovables. Estos temas, sólo para abrir boca. Y sembrar, siempre sembrar…
A reserva de continuar reflexionando sobre estos vitales temas, le comparto un texto que habla de una de las más excelsas expresiones de la naturaleza: Las Flores, bellísimo texto del sacerdote jesuita Jesús Simón, a quien el Maestro Rafael Martínez Morales cronista de Ixhuacán, Ver. incluye, a manera de homenaje, en su quinto libro recientemente publicado.
“LAS FLORES
¡Qué grande es el encanto de las flores!
¿Qué cosa más bella que la ladera de un monte o la hondonada de un valle en día de primavera? La naturaleza aparece vestida de gala: se la creyera como cubierta de un manto verde, policromado, cuajado de perlas, de los más diversos y delicados matices, desde el blanco y el amarillo hasta el azul fuerte, el violado o el rojo.
La variedad es, tal vez, la nota mas sobresaliente.
Con facilidad se llega a catalogar centenares de florecitas silvestres de distinta especie, en una región cualquiera de nuestro globo.
Pues nada se diga de aquellas que, por descollar entre todas por su hermosura, han sido cuidadosamente reunidas y plantadas en esos que, podríamos llamar, paraísos de las flores, los jardines…
En ellos parecen haberse dado cita todos los encantos.
Allí se ve a la azucena irguiéndose hacia el cielo, con su blancura de nieve inmaculada, con su perfumada corola y la esbeltez de sus pétalos, que parecen cortados geométricamente. Allí el crisantemo con su abunda cabellera, que semeja catarata de perlas. Allí, las margaritas, diminutos soles esparciendo, en circunferencia, sus rayos. Las dalias con su elegantísimo dibujo turgente, que podría creerse obra de orfebrería. Allí los pensamientos con su color amarillo o policromado y con su felpa de delicado terciopelo. Allí, la rosa, llamada, con razón, la reina de los jardines, por la frescura y abundancia de sus pétalos y por su aroma confortante.
Allí, en fin, el clavel y el nardo con sus exquisitos perfumes, la magnolia y la hortensia y tantas otras.
En verdad que ningún rey vistió jamás como una de ellas…”
¡Gracias maestro Rafael, por hacernos llegar esta hermosa oda a las flores!… xalapaflorida@hotmail.com