Confetti

DOCTOR RAFAEL LUCIO.

Maricarmen Delfín Delgado

Las enfermedades han existido a lo largo de toda la historia de la humanidad, por medio de la Paleopatología se ha logrado detectar los padecimientos que sufrieron los humanos en la prehistoria, mediante el estudio de huesos y dientes se determinó que la esperanza de vida en aquella época era muy corta en comparación con la actual. Golpes, contusiones y fracturas causa predominante, sin embargo, también fueron atacados por microorganismos. En Canadá se descubrieron fósiles de bacterias encapsuladas en un cuarzo con más de 3,700 millones de años, las primeras al formarse totalmente el planeta.

La tuberculosis ha acompañado al hombre desde hace 70,000 años, estudios científicos han permitido rastrear la evolución del patógeno desde la antigüedad; la peste negra asiática redujo la población del Imperio Romano en el siglo VI a.C., Otras dos grandes epidemias de peste bubónica se presentaron entre los siglos XXIV y XXVII. Entre el XX y el XXI fue la gripa española, la gripe de Hong Kong, el ébola, la influenza y el cólera. El virus del SIDA ya existía hace 5 millones de años, virus similares al VIH ya estaban presentes en los primates no humanos en África y lograron infiltrarse a la población humana. Se hallaron virus de la viruela en momias congeladas en Siberia, aunque actualmente se supone erradicada gracias a la vacunación, los científicos volvieron a encontrarse con ella en los XXVII y XXVIII en México.

Fiebre amarilla, viruela, peste, cólera y lepra principalmente, son las enfermedades que han azotado al mundo entero durante siglos, científicos de todas las épocas han encarnado una lucha contra estos enemigos invisibles, comprometidos con la vocación y el amor por la humanidad dedicando su vida a la investigación y aplicación de sus descubrimientos en pro de la salud.

Hasta finales de la Edad Media, la lepra era frecuente en Europa, tanto que casi una de cada 30 personas estaba infectada. En la actualidad, la enfermedad se encuentra en 91 países de todo el mundo con cerca de 200,000 nuevos casos de infección al año. Todas las cepas comparten un ancestro común que existió hace 4,000 años, lo que coincide con la evidencia ósea más temprana de la enfermedad en el registro arqueológico, que data del año 2,000 a. C. en la India.

Los infectados con lepra han sufrido discriminación desde que la enfermedad existe, fueron aislados, recluidos en cavernas, despreciados hasta por sus familias al grado de colocarles una campana para alertar de su presencia cercana. Estos enfermos sufren emocional y físicamente ya que las lesiones provocadas por la bacteria Mycobacterium Leprae van desde la irritación en la piel, descamación, heridas sin cicatrización, pérdida de fuerza, hasta lesiones en el sistema nervioso, aunado al mal olor que proviene de las partes afectadas.

En nuestro país vivió un gran hombre de ciencia, destacado por su inteligencia, preocupado por la preservación del acervo artístico mexicano y, sobre todo, de gran vocación y calidad humana: el doctor Rafael Lucio Nájera, xalapeño de nacimiento que además de los múltiples aportes a la medicina contemporánea, dedicó gran parte de su vida al estudio de la lepra, su origen y su desarrollo para finalmente hallar la cura que otros estudiosos del problema no habían logrado descubrir. Sus efectivos tratamientos asombraron a la comunidad científica reconociendo su aportación en beneficio de la humanidad. Para la mayoría de los xalapeños su historia de vida y sus aportaciones son desconocidas, era una pena que un personaje de esta envergadura se encontrara en el anonimato.

El  2 de septiembre del 2019 se cumplieron 200 años del nacimiento de este sabio, de uno de tantos veracruzanos que han aportado a México y al mundo sus conocimientos y que hasta el día de hoy permanecen en el olvido, un ilustre xalapeño. Como un homenaje a su destacada trayectoria en el campo de la medicina y la ciencia, por su dedicado trabajo en el rescate del arte pictórico mexicano y su heroico altruismo, el LCC Alberto Calderón se dio a la ardua tarea de investigar y recopilar hechos trascendentales en la vida de este personaje, para plasmarlos en un trabajo biográfico con tintes literarios donde, con amenos relatos, nos narra situaciones que son un parteaguas en la historia de nuestro país.

En su obra Doctor Rafael Lucio, una aproximación biográfica, el licenciado Calderón aporta datos esenciales, desde su nacimiento aquí en la Atenas Veracruzana, el giro de vida a temprana edad por la pérdida de su padre, su cambio de residencia, hecho crucial que definió su carrera y su vocación, sus trabajos científicos, su amor por el arte y la cultura de nuestro país, los reconocimientos a su admirable inteligencia, hasta el fin de sus días con el testimonio del poeta que llora su muerte con una  sentida prosa literaria como despedida.

El texto nos lleva de la mano por la pasajes destacados de su vida, al avanzar en la lectura el autor nos acerca para colocarnos  junto al personaje, vivimos y sentimos cada detalle aquí narrado, con emoción recibimos a su lado el reconocimiento a su excepcional capacidad intelectual mencionándolo como “sobresaliente”; también caminamos a su lado por los pasillos del Hospital de San Lázaro para atender a sus pacientes con lepra, aquí, donde se dedicaba en cuerpo y alma al estudio de esta enfermedad publicando en el extranjero diversos estudios y sus avances en la cura de esta afección, fue uno de los primeros epidemiólogos en México que estudiaron la lepra como pandemia adelantándose a su época en cuanto al origen y el tratamiento certero.

Gracias a la pluma de Alberto, conocemos de sus viajes de especialización a Europa, de donde introdujo a la medicina mexicana el equipo médico que hasta la fecha se utiliza y que en aquella época era lo más avanzado, como la cánula para traqueotomía (lo que en la actualidad se emplea en el respirador artificial), y algunas técnicas quirúrgicas desconocidas en nuestro país. Otra faceta de gran importancia que aporta esta recopilación, es su gusto por el trabajo artístico de pintores mexicanos, gracias a los recorridos por iglesias, museos y hasta bodegas, pudo hacer un rescate físico y documental de mucha de la obra que se encontraba descuidada y dispersa sin ningún registro legítimo que la protegiera. Así mismo, seguimos su cabalgata hasta el Castillo de Chapultepec para llegar al auxilio de los jóvenes cadetes heridos en batalla contra los norteamericanos, sus visitas de rutina para cuidar la salud de Maximiliano de Absburgo, y estuvimos presentes cuando el corazón del licenciado Benito Juárez latió por última vez.

Valioso el trabajo de rescate que el licenciado Alberto Calderón ha hecho durante estos años, de más de 200 personajes destacados que permanecían olvidados o desconocidos, nacidos en nuestro estado y nuestra capital, hombres y mujeres que trabajaron y dedicaron parte de su vida por lograr el panorama que hoy gozamos. Enhorabuena por esta valiosa aportación a la cultura. Doctor Rafael Lucio Nájera, una aproximación biográfica, es una obra amena donde el autor nos convida la fascinante vida de este destacado coterráneo, para conocerlo y reconocerlo como se lo merece.

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