DE TELENOVELA
Por Akiles Boy*
En el Facebook encontré una publicación este 30 de junio, informando el fallecimiento de la escritora cubana Delia Fiallo (1924-2021), una notable representante de la novela rosa contemporánea. La autora de historias y guionista de radionovelas y telenovelas, estudió Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana, obteniendo más adelante el Doctorado. En Cuba se inició como escritora de radionovelas en 1949, pero sus pasos la llevarían a salir de la Isla en 1966 para exiliarse en Miami, Florida EU. En ese lugar escribió gran parte de sus exitosas novelas, y por sus aportes al melodrama durante las décadas de los setentas y la mitad de los ochentas, fue reconocida como “La Madre de la Telenovela Latinoamericana”.
Sus historias de estilo romántico y aspiracional, fueron llevadas a la pantalla chica, principalmente en Venezuela, pero también en Argentina, Brasil y México, entre otros países de habla hispana. Los mexicanos seguramente recordaran adaptaciones de su novelas “Cristal”, que en México se tituló “El Privilegio de Amar” o “La Zulianita” que se transmitió con el nombre de “Un Refugio para el Amor”, las dos exitosas telenovelas producidas por la “Fábrica de Sueños” así llamada Televisa, uno de los consorcios dominantes en la televisión privada mexicana.
En una de sus últimas entrevistas, Fiallo expresaba su pesar porque los nuevos productores de series y melodramas, privilegiaban es estos tiempos la acción, la violencia, el sexo y hasta el narcotráfico, en detrimento del sentimiento y el romanticismo. Y nos apuramos a darle la razón, las televisoras y ahora las plataformas digitales, siguen con singular convicción presentando a las audiencias, contenidos para atraer la atención de las masas, productos de venta rápida en los mercados, ávidos de diversión y entretenimiento.
Atrás quedaron los “culebrones” de más de 100 capítulos, que se reproducían en las televisiones de Latinoamérica, y más allá de sus fronteras, porque las novelas se convirtieron en un artículo de exportación, que se traducían y doblaban en otros idiomas. Así circularon por el mundo los guiones de ficción de Delia Fiallo y otros escritores de nuestro continente. La situación cambió al entrar el nuevo siglo, los televidentes empezaron a mostrar cansancio y enfado hacia la repetición en la temática de los contenidos, incluso algunas historias de éxito se repusieron (“Refritos”), sin llamar la atención. Fueron monumentales fracasos.
La ausencia de nuevas historias o contenidos más interesantes para los espectadores, significó la perdida de audiencias y marcó la decadencia del género de las telenovelas. No obstante las inversión en grandes producciones, no se han recuperado los ratings del pasado glorioso de los melodramas. Por un lado, persisten los contenidos irrelevantes para el público, y por otro, la misma audiencia ha variado sus gustos y exigencias.
Para acelerar más su caída, antes y durante la pandemia, empezaron a multiplicarse las series, historias fragmentadas en episodios y temporadas, que presentan temas diferentes y casi siempre envueltos en ambientes de suspenso, terror, violencia, acción y con notorio aumento de escenas de erotismo o demasiado sexualizadas, como el caso de la española “Élite”, que muestra la vida y conflictos de los jóvenes en un ambiente escolar de clase alta. Solo es cuestión de revisar la programación o cartelera de las nuevas plataformas de streaming para comprobarlo. El caso es, que aquellas historias completamente rosas, con abundante sentimentalismo y romance clásicos, están siendo guardadas, olvidadas o en el menor perjuicio, adaptadas a los nuevos tiempos. Es la evolución o los ciclos que vive el mundo. Hasta la próxima.
Julio 1 de 2021
*Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.