Por Alberto Calderón P.
Nuestra gran célula alimenticia
Miles de años han pasado y el consumo de huevo entre los humanos a perdurado al igual que las migraciones.
Entre los que acompañaron a los seres humanos en las travesías en diferentes regiones de Asia vemos a China y la India quienes hace más de 8000 años durante sus recorridos hacia mejores tierras que les proporcionaran alimentación, viajaron grandes distancias, se tienen registros que demuestran que avanzaban con diversos animales, entre los que se encontraban las gallinas, iniciando con ello la avicultura rudimentaria, pero suficiente para proveer de alimentación con su carne y los huevos a los viajeros, estas aves acompañaron a las tribus nómadas cruzando Mesopotamia hasta llegar a Grecia y en grandes cantidades hacia otras regiones de Europa en la edad de hierro, como lo menciona Salvador Castello en “Las gallinas y sus productos”.
En España desde el siglo XVI existía un tratado de Alfonso de Herrera sobre avicultura que habla de un autoabastecimiento doméstico de las gallinas como una forma de alimentación para las provincias peninsulares, pero hablemos del huevo esa célula gigante que nos sirve de alimento a gran parte de los habitantes del planeta por su contenido de proteínas, grasas, carbohidratos y agua, no nos detendremos al análisis detallado de todos los componentes benéficos a nuestro organismo, mencionaremos únicamente que es una de las fuentes proteicas más económicas y de muy fácil digestión, se pueden preparar de diversas formas, solos o combinados, como complemento para la fabricación de otros productos de mayor elaboración, los huevos en el desayuno son esenciales para iniciar el día, si se complementan con fibra contenida en las tortillas y un poco de cítrico tendremos un desayuno completo, no hay problema por consumirlo varias veces a la semana, por el contrario su nutriente llamado colina mejora la salud cardiovascular y cerebral. Por sus componentes nutricionales nos darán una sensación de sentirnos satisfechos durante varias horas, la revista digital Mejor salud menciona que los huevos son excelentes para mejorar la circulación cerebral y por ende la conexión neuronal.
En el viejo dilema de que fue primero si el huevo o la gallina encontramos que es una vieja reflexión filosófica, en su momento Aristóteles hace unos 350 años antes de la era cristiana mencionaba que primero fue la gallina, por su parte otro gran pensador, Plutarco hizo de su disertación la comparación sobre la creación del mundo, así muchos pensadores a lo largo de la historia han disertado sobre el tema hasta el afamado Stephen Hawkin para quien el huevo surgió primero, para las teorías teológicas es un problema de regresión infinita algo así como el ejemplo del eterno retorno, la posibilidad más cercana es la teoría evolucionista.
Sobre la ingesta de huevo a medida que la población se diversifica también lo hacen los gustos, ahora encontramos gente que come los de avestruz, son de los más caros; los de codorniz en la edad media exclusivos de los nobles y los reyes, en la actualidad se ha extendido su consumo, principalmente para preparados gourmet, hay quienes consumen los escasísimos de faisán para banquetes reales, los de gallina guinea que son de color negro, los de paloma que contienen infinidad de enfermedades, en Inglaterra y otros países nórdicos se consumen los de gaviota, están los huevos vascos y muchas otras variedades. Para nosotros unos huevos a la mexicana nos dejan más que satisfechos. Provecho.
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