Pienso, Luego Escribo

LA UTOPÍA DEL NAUFRAGIO

Por Akiles Boy *

Está muy cabrón, que ciento veintisiete millones de ciudadanos (estimaciones del INEGI 2020) estén de acuerdo en todo. Ni en los momentos más sublimes del priismo absolutista y hegemónico. Por supuesto, que una premisa necesaria para el análisis y la reflexión, es reconocer a este País como un mosaico de razas, lenguas, culturas, religiones, ideologías y ahora tenemos que agregar hasta la diversidad sexual. Los mexicanos tenemos el derecho de disentir. A no estar de acuerdo, si no estamos informados y convencidos de una idea, de una posición, de una acción, de un proyecto, de un plan, sea cual fuere la materia y la orientación o propósito.

Es virtud de los pueblos democráticos, la libre concurrencia de ideas y expresiones, en un contexto legal garantizado por el Estado. En ese sentido se juzga legítimo y válido que las personas manifiesten en libertad sus ideas y propuestas, igual que sus expectativas, que razonablemente no siempre son coincidentes y no tendrían que ser  así. Sin embargo, en situaciones de emergencia, en las que está en riesgo la salud y la vida de vulnerables y no vulnerables, desde mi punto de vista, debe prevalecer el valor de la  comunidad, de la solidaridad, aunado al elemental motivo de la conservación de la especie. Principios que están distantes o se oponen al individualismo y la disgregación social.

Por otro lado, en una sociedad libre y democrática como la nuestra, debe existir apertura a todas las voces, convergentes y divergentes, hasta las más radicales, con tal de llegar a soluciones efectivas a las crisis. Es evidente, que la Pandemia que enfrentamos actualmente, vino a complicar más la frágil situación social y económica del País. Habrá afectaciones y afectados directos, pero no habrá una catástrofe en México. También deberán calcularse los daños colaterales, que no son pocos, y procurar su mitigación. Tampoco habrá estallidos sociales, como lo presagian los agoreros del desastre, que estarían felices si la  Administración Federal naufraga, arrastrada por las fuertes olas del Coronavirus. Eso se percibe por los combates diarios que se registran en los medios informativos y las redes sociales.

Todos los días el territorio nacional es escenario de duras batallas informativas y desinformativas, que de repente dan ganas de declararse en vigilia, hacerse el occiso y  ausentarse del mundo de la información. En los días que corren, se reporta una densa nube de  noticias falsas (fake news) sobre nosotros. Según comentan, solo Turquía nos supera en el volumen de “basura informativa” que circula en las adoradas redes. Es imposible abstraerse de esa realidad, pero preocupa que una gran parte de la población se vea contaminada, influenciada, inducida por información incierta o tendenciosa. La condición de ignorancia y abstracción o desinterés por las situaciones sociales críticas, sumada a la pobre afición a la lectura, la ubica en una posición de vulnerabilidad y son presa fácil para la manipulación. Así somos, así estamos, y con eso contamos para salir de las crisis, ésta y las que vengan los próximos años. Duele mucho enterarnos, que en el recuento de los saldos negativos de la corrupción pública en México, se provocó un atraso de cuando menos treinta o cuarenta años, en el ahora débil y sumamente exigido Sector Salud.

De última hora. Descontón al comediante mexicano Eugenio Derbez, radicado en Estados Unidos, que mediante un video que sube a las redes sociales, difunde la carta de “un amigo”, médico del IMSS en la ciudad de Tijuana, B.C., en la que pretende exponer las malas condiciones en que trabaja el personal de la salud en un hospital de esa ciudad fronteriza. Resulta que es un fake news y la respuesta llegó pronto. Una  Doctora que labora en la aludida institución en esa Entidad, desmiente la información de la carta, aclara la situación y le pide al comediante “famoso y noble líder de opinión” pero excedido de protagonismo, que no difunda noticias falsas que generan zozobra y miedo en la gente. Dice el dicho “Mucho ayuda el que no estorba”. Aquí le dejamos. Primero Dios, estimados lectores, continuaremos en esta misma línea de comunicación. Hasta la próxima.

Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.

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