Pienso, Luego Escribo

LAS SOMBRAS

Por Akiles Boy *

En un País, en el que por generaciones se ha construido y mantenido una sólida cultura de la simulación, no es fácil desaprender o desacostumbrarse a vivir en y con esas formas. También es bueno decir que actuar de esa manera, está relacionado con factores que tienen que ver con la mexicanidad. Religión, idiosincrasia, lengua, origen y evolución histórica, carácter y sensibilidad de los mexicanos. Somos un pueblo fuerte, pero noble y dúctil, que reacciona y se adapta a las circunstancias previstas e inesperadas.

El mexicano es inteligente y creativo, pero confiado, hasta que el hartazgo o los golpes le despiertan la desconfianza. No es inmune al dolor y la decepción, pero se sostiene con la esperanza y aguarda tiempos mejores. Hace siglos se declara, y así es estimada, como   una nación pacifista y respetuosa de la autodeterminación de los otros. Sin embargo, por momentos, que no han sido pocos, el orgullo y dignidad de los mexicanos fueron arrastrados por la ambición y complicidad de sus líderes y dirigentes. ¿A Cuántos personajes de la Historia Nacional y otros que no están incluidos, las fuerzas vivas los  acusan de “Vendepatrias” o “Entreguistas”. Un clásico, Antonio López de Santa Anna.

En ese mundo surrealista creado por la cultura de la simulación, se han originado y alimentado inercias y vicios, tan evidentes como ahora insoportables. En la comunicación social de los Gobiernos y en los discursos oficiales, se hicieron comunes, el engaño, la ambigüedad, el lenguaje cosmético, presentar escenarios maravillosos, la descarada simulación, al fin y al cabo también es cultural, como la corrupción. Esa idea de la corrupción la expresó el último expresidente. La transparencia, el acceso a la información y la rendición de cuentas se veían como un sueño guajiro. Todavía son una asignatura pendiente en este País y se pueden encontrar  en el catálogo gubernamental de buenas intenciones.

En ese mismo campo de la información, considerando que el Estado tiene la  obligación de informar y, por otro lado, los ciudadanos gozan del derecho  a ser informados. En la otra media cancha, también hay sombras. Los medios de comunicación tradicionales, ahora muchos también digitales, la mayoría fueron perdiendo credibilidad, al mismo ritmo que creció la corrupción generada por los poderes público y fáctico. Empresas de la comunicación se empoderaron por su influencia en la política y por la riqueza que concentraron mediante lucrativas alianzas o convenios.

Surgieron magnates y de súbito empresarios exitosos de la comunicación, mientras las condiciones de sus trabadores, en términos de salarios y otras prestaciones, tuvieron escasa variación. Por otra parte, los esfuerzos públicos y privados de protección y capacitación de los trabajadores del gremio, han sido marcadamente insuficientes. Ese quizá sea un factor que incide, aunque no sea determinante, en el perfil actual de los comunicadores, principalmente los que hoy están bajo lupa de las audiencias, porque son los que están generando y transmitiendo la información oficial y de los actores sociales, derivada de la crisis sanitaria causada por el coronavirus.

Investigadores y analistas han observado que en el caso de las Conferencias Oficiales que realiza el Sector Salud, relativas a la evolución de la pandemia, los reporteros y comunicadores que acuden, frecuentemente no son de la fuente o no tienen experiencia en temas de la salud. Es notorio su precario desempeño, por sus cuestionamientos de poco sustento y profundidad, más bien, en algunos se percibe la animosidad e intención de sesgar y politizar la información, cuando su sentido es predominantemente técnico y social. Lo mismo ocurre en las redes sociales, en las que abundan los contenidos falsos o tendenciosos, que están creando confusión y alarma en la población. Esta no es una guerra fraterna amigos, es una lucha de todos a favor de todos. Ante una situación de crisis, la mayor fortaleza es la cohesión social, ya habrá otros tiempos para rasgarnos las vestiduras y emprender “campañas justicieras”. Hasta la próxima.

Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.

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